Este post es la continuación de Oslo we the North Project 5 de Emeshing
Al salir del museo The Norwegian Museum of Cultural History ó Norsk Folkemuseum nos fuimos a un restaurante para picar algo. Allí estuvimos en una terraza muy bonita disfrutando de las vistas de todo el fiordo, apreciando el skyline de Oslo y todo su frente marítimo. De golpe apareció marcha atrás un espectacular transatlántico que salía des del puerto de Oslo. Y esto que tengo entendido que la capital noruega de los cruceros es Wergen.
Luego hemos visitado el Museo Marítimo, y nos quedamos con las ganas de ver el Kon-Tiki. Al final demasiada concentración de museos y todos muy caros para poder ver en un día. Quizás para ver museos de forma intensiva sí vale la pena el Oslo Pass de unas 480 NOK por persona y día.
Para volver de esta península de Bygdøy hacia el centro de Oslo, si en la ida habíamos ido en autobús, a la vuelta decidimos volver en ferry. Compramos los tickets en la misma cola, pues eran más baratos que en la taquilla (algo parecido que veríamos en el Munch Museum). Si los tickets del ferry on-line salían por 70 NOK por persona, en la taquilla salían a 84 NOK.
Por cierto, este ferry es uno de los pocos transportes en Oslo qe no se pueden comprar por la aplicación que os hablaba el otro día que funcionaba tan bien: #Ruter.
Las vistas desde el ferry son muy chulas, y en menos de 10 minutos te plantas en el embarcadero ubicado en el centro de Oslo.
De allí nos fuimos andando hasta el hotel para recuperar fuerzas, y empezar a ver cómo llegar hasta el restaurante que había reservado en el otro lado de la ciudad. De nuevo desconozco si es mejor coger Uber o Bolt, o bien transporte público tipo tranvía o bus.
Al final salimos del hotel sobre las 19:15h, pues la reserva la tenía a las 20h. Hemos quedado con unos amigos para cenar en el restaurante Ekebergrestauranten, ubicado en un parque al estilo Montjuic de Barcelona. EN 4 minutos andando del hotel subimos al tranvía 13 que nos llevaría a la zona del parque de esculturas de Ekeberg. De camino paseamos por el nuevo y fashion barrio de Solingen.
Curiosamente bajamos en una parada de tranvía en medio de una curva ascendente de la montaña. La primera escultura que vimos en el parque de Ekeberg fue de una chica con mochila mirando un teléfono móvil, reflejo muyactual de nuestra sociedad. Luego una que el autor aseguró que se inspiraba en la mismísima Marilyn Monroe.
Pero la escultura más espectacular se encontraba en un bonito mirador de la ciudad de Oslo, y su autor es el internacional catalán Jaume Plensa. La verdad es que es Jaume Plensa un crack!
Después de disfrutar de las vistas y de la eterna puesta de Sol en Oslo, con el atardecer casi infinito, pues creo que de 20h a 22:30h hay todo el atardecer, nos decidimos a entrar al restaurante.
Pudimos disfrutar de una mesa con vistas, y una cena muy agradable con excelente compañía. Si en la cena de ayer yo me decanté por un vino austríaco muy bueno, esta vez nos decatamos por un vino surafricano. El somellier nos aseguró que era la última botella que disponían.
Al salir del restaurante de la deliciosa cena, aun era de día. Así que decidimos volver adando hasta el hotel. Primero bajando por unas escaleras y un camino descendiente por la montaña lleno de runners, para luego cruzar un parque y finalmente cruzar de nuevo el nuevo y bonito y moderno barrio de Sonjitaj.
Hasta aquí el día en Oslo...
Y hasta aquí la sexta entrega de las crónicas de Emeshing por Oslo - Noruega. Si queréis continuar pronto el próximo capítulo en Oslo we the North Project 7
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