Viene del post Oslo we the North Project 10 en Emeshing.com
Y llegó uestro último día en Oslo. Al levantarnos empezamos a preparar las maletas para la vuelta, pero antes de cerrar, nos duchamos y aprvechamos el último bufet libre del hotel. Cómo no, aproveché para otroa tortilla al gusto, fruta, dulce y salado a tope, con zumos de naranja, piña y cafés con leche.
Al subir de nuevo a la habitación, nos lavamos los dientes y empacamos las maletas tratando de respetar los 23 kilos de las más grandes y los 10 kg de las pequeñas. Bajamos con las maletas a la recepción del hotel para hacer el check-out y pedir que nos guardaran las maletas hasta la tarde.
A continuación nos fuimos hacia el Museo Nacional de Oslo que, junto a al Museo Nobel de la Paz, eran las dos cosas que no queríamos irnos de Oslo sin poder visitar.
El Museo Nacional de Oslo (Nasjonalmuseet) es el museo más grande de los países nórdicos y una de las instituciones culturales más importantes de Noruega. Inaugurado en 2022, el edificio moderno y minimalista está ubicado junto al fiordo, sobre los terrenos de la antigua estación de tren de Vestbane. Su diseño incluye una impresionante “Sala de la Luz” en la parte superior, que ilumina naturalmente las exposiciones temporales y se ha convertido en un ícono arquitectónico de la ciudad. El museo integra en un solo espacio las colecciones de arte, arquitectura, diseño y artes decorativas que antes estaban repartidas en varias sedes.

Dentro, se pueden contemplar más de 6 000 obras en exposición permanente, entre pinturas, esculturas, muebles, textiles y objetos de diseño. La colección cubre desde la antigüedad hasta el arte contemporáneo, destacando nombres como Edvard Munch, Gustav Vigeland y Theodor Kittelsen, junto con obras de grandes maestros internacionales como Picasso, Van Gogh y Monet. La disposición de las salas permite al visitante recorrer la evolución del arte noruego en paralelo con las corrientes globales, estableciendo un diálogo entre distintas disciplinas y épocas.
Además de su contenido artístico, el museo ofrece una experiencia completa con talleres, charlas, visitas guiadas, una biblioteca, espacios de aprendizaje y una acogedora cafetería. Es un punto de encuentro tanto para el público local como para visitantes internacionales, donde el arte se convierte en vehículo de conocimiento, emoción y conversación.
En el mismo Museo Nacional de Oslo que es enorme, pudimos comer con vistas a nuestro siguiente museo. Y es que justo al lado del Nasjonalmuseet se encuentra otro de los imprescindibles de Oslo, el del Nobel de la Paz.
El Centro Nobel de la Paz es el espacio dedicado a difundir la historia y el impacto del Premio Nobel de la Paz y de quienes lo han recibido. Ubicado frente al Ayuntamiento de Oslo, este centro combina tecnología interactiva, exposiciones visuales y contenido multimedia para contar las vidas de los galardonados y los ideales que inspiraron a Alfred Nobel. Desde su inauguración, se ha convertido en un lugar de reflexión sobre los derechos humanos, la cooperación internacional y los conflictos actuales.
Además de las exhibiciones permanentes, el centro ofrece exposiciones temporales, debates, actividades educativas y eventos públicos que invitan a pensar sobre los desafíos que enfrenta la humanidad. Uno de sus espacios más visitados es la Sala de las Medallas, donde se rinde homenaje a todos los premiados a través de presentaciones visuales e información detallada. Es un lugar inspirador y pedagógico que busca fomentar el compromiso con la paz y la justicia en el mundo contemporáneo.
El Premio Nobel de la Paz se entrega en Oslo y no en Estocolmo debido a una decisión expresa de Alfred Nobel, el creador de los premios. En su testamento, firmado en 1895, Nobel especificó que el premio de la Paz debía ser otorgado por un comité de cinco personas elegido por el Parlamento noruego, mientras que los otros premios (Física, Química, Medicina, Literatura y más tarde Economía) serían gestionados por instituciones suecas en Estocolmo.
Aunque Nobel no explicó sus motivos directamente, hay varias teorías ampliamente aceptadas:
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Separación política de Noruega y Suecia: En el momento en que Nobel escribió su testamento, Noruega y Suecia formaban una unión bajo un mismo rey, pero tenían gobiernos separados. Noruega era vista como un país más pacifista y neutral en asuntos internacionales, por lo que Nobel pudo haber confiado más en la imparcialidad y el espíritu pacificador de los noruegos.
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Interés personal por la paz: Nobel tuvo contacto con activistas pacifistas de la época, como la austriaca Bertha von Suttner, que influyeron en su pensamiento. Puede que Nobel considerara que un país con menos tradición militar como Noruega era más adecuado para custodiar el espíritu del premio.
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Distribución simbólica del poder: Algunos historiadores sugieren que Nobel quería repartir la responsabilidad de los premios entre los dos países de la unión como un acto de equilibrio político o como una manera de fomentar la cooperación.
Así, desde 1901 el Premio Nobel de la Paz se entrega en Oslo, mientras que los demás premios se conceden en Estocolmo. Esta división geográfica única ha perdurado incluso después de la disolución de la unión entre Suecia y Noruega en 1905.
De allí nos fuimos a hacer un café, justo al lado del museo Nobel de la Paz, en una terracita cerca del fiordo.
Y el post número 11 de mi crónica llega hast aquí. Espero que leas el último post de la crónica en Oslo we the North Project 12