Las once horas de vuelo hay que tomarlas con filosofía. Primero estuve durmiendo sentado hasta la hora de la cena. Luego cenando una ensalada fría de pasta, una carne de cerdo picante acompañada con arroz y unas verduras que no sabría definir, y un postre que no me acabé. Luego empecé a escribir en el portátil el post anterior (HoneyMoon07), y otros posts curioso de información que veía en las revistas y periódicos del avión... el tiempo me lo permitía.
A continuación procuré volver a dormir, esta vez probando nuevas formas de estirarnos aprovechando los tres asientos de que disponíamos Adriana y yo. Después estuve escuchando música, aprovechando que en el sistema del avión habían cargado casi toda la discografía de Radiohead sin SGAEs que molesten.
Los aviones de Air New Zealand que hemos cogido de momento llevan una pantalla individual en cada respaldo del asiento delantero y con la que puedes interactuar mediante un mando que se extrae del reposabrazos derecho. El programa se llama KiaOra y tiene de todo:
- Música: gran variedad de CDs, destacando Radiohead, y con el que puedes confeccionar Playlist para escuchar durante el vuelo.
- Películas: gran variedad de películas en inglés de todos los géneros
- Juegos: el mando pasa a horizontal pareciendo un mando de PlayStation con el que puedes jugar al Asteroids, Galaxy, Tetris o el que me ha viciado más uno que es de un cavernícola que debe ir moviendo piedras para superar pantallas lidiando con mamuts.
- Reportajes: de Nueva Zelanda, de Air New Zealand entre otros.
Después de estar jugando un rato, de intentar dormir, de ver las guías de viaje que llevamos, de intentar dormir de nuevo, y de ver unos reportajes sobre Auckland y Christchurch, nos han servido el desayuno. Resulta que en las filas anteriores se habían acabado las omelettes (las tortillas) así que sñolo quedaba para escoger un desayuno a base de... noddles!!! Así que ya nos vés a Adriana y a mi comiendo en el avión zumo de naranja, yogurt de strawberry, café con leche y fideos con verduras. Puede que no me apetecieran, aunque el azafato que nos sirvió le ponía mucha guasa, pero os puedo asegurar que me los acabé porque estaba muy buenos.
Al fin aterrizamos en Auckland y empezamos el periplo para salir del aeropuerto. Primero un control de inmigración, en el que debemos hacer una cola muy importante, y que es curioso ver las diferentes razas que hay. El segurata que nos atiende nos pregunta si es nuestra primera vez en New Zealand, si tenemos algún familiar o conocido, cuantos días vamos a estar en Auckland, qué vamos a hacer, y en qué vuelo salimos del país.
Luego vamos a recoger el equipaje por las cintas, y yo encuentro la maleta de Adriana en perfecto estado, y Adriana encuentra lamía con unapequeña pega. Resulta que la deben abierto los del control y la han cerrado de la peor manera posible. Reclamamos en el Baggage Service de Air New Zealand y nos la consiguen arreglar en un minuto, sólo era una pieza que estaba doblada, pero igualmente nos dan la opción para que la enviemos en taxi para su total reparación.
Después debemos superar otro control de todo el equipaje incluído el de mano por rayos X, hasta la salida del aeropuerto donde nos espera un señor de origen australiano trajado y que nos explica muchas cosas.
Welcome to Aoteroa, Welcome to New Zealand dicen algunos carteles que dan la bienvenida a este país de tan solo 4,2 millones de habitantes, el 10% de la población de España, teniendo 268.680km2 (algo más de la mitad de España), pero que cuenta con 40 millones de ovejas... jeje
Nos cuenta que en New Zealand casi un tercio de la población se dedica al sector primario. Que aunque el desempleo sea del 3,5%, es un mito que todo el mundo que viene al país tenga trabajo, y es que se surten de toda la mano de obra de las islas como Tonga. Se registran en estas islas en torno a 50 pequeños earthquakes (terremotos), pero lo que de verdad peligra son los volcanes al tratarse de unas islas volcánicas. Dicen que la erupción de algún volcán importante está cerca, pero la mayoría de volcanes son pequeños y sin actividad.
Después de recorrer los 22 kilómetros del Aeropuerto de Auckland al hotel viendo los prados verdes y el agua por todos lados, descargamos las maletas y nos despedimos del hombre. Y a descansar al hotel desde donde escribo estas líneas. El hotel no es ninguna maravilla si lo comparamos con el de Hong Kong, pero se encuentra muy cerca de la bahía en el Downtown.
Emeshing from Auckland (New Zealand)
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