Nos despertamos bastante temprano en el hotel de Tahiti, en concreto el Hotel Radisson Plaza Resort. Abrimos las cortinas y la ventana y teníamos unas expectaculares al jardín, a la playa y al océano azul.
La verdad es que parecía que no habíamos notado el cambio horario del GMT +12 de Auckland, Wellington hasta el GMT -10 de Hawaii, unas 22 horas de diferencia contando el cambio horario de verano, lo que equivalía a estar justo 12 horas por detrás del horario europeo teniendo en cuenta que allí están en el horario de verano.
Llamé a la recepción para saber a qué hora podríamos retrasar el check-out, pero fueron inflexibles y sólo teníamos hasta las 11h. Así que nos duchamos, cerramos las maletas como pudimos y las dejamos en recepción para disfrutar de la playa y de la piscina.
Nos bañamos en la playa de black sand, arena negra como volcánica y muy fina, y con el agua con pequeñas pero a la vez fuertes olas. Luego nos fuimos a la piscina donde nos estiramos en dos hamacas. Se trataba de un hotel familiar, donde varias familias de franceses con sus hijos pequeños disfruban de unos días de relax... en el otro lado del mundo.
El sol apretaba fuerte, así que ya empezamos a ponernos morenos... aunque de golpe venía una pequeña nube y se ponía a llover cuatro gotas (mal contadas). De vez en cuando pasaba el camarero o la camarera por si querías un refresco o un combinado, o incluso comer en la piscina... nosotros disfrutamos unas 3 horas de todo el ambiente para coger una furgoneta junto a unos franceses hasta el aeropuerto FAAA de Papeete.
Allí hicimos el checkin del vuelo que nos llevaría a Bora-Bora. Resulta que en los vuelos internos de Air Tahiti Nui sólo dejan llevar 20kg por persona en una maleta, y un equipaje de mano de tan sólo 3kg por persona. Nuestras maletas pesaban 21,5kg la de Adriana y 25kg la mía, y la maleta pequeña de mano pesaba 7,5kg... pero la chica del mostrador que nos tocó nos dijo que nos hacía en favor de facturarlas sin cargo, aunque a la vuelta quizá no lo podríamos hacer.
Para hacer tiempo antes de la salida de nuestro avión, cogimos unos sandwitch y una bebida para hacer una especie de "comida", aunque tampoco teníamos mucha hambre. El aeropuerto de Papeete es bastante bananero, aunque tampoco le faltaba nada... Pasamos por el control de equipaje de mano y arco de metales donde un segurata al enterarse que éramos de Barcelona empezó a hablarnos en castellano y a hacer broma... muy simpático el hombre.
Esperando el vuelo hice algunas fotos a los aviones tipo autocar con alas que nos llevaría a Bora Bora. Resulta que esa isla sí que tiene aeropuerto después de que fue utilizada como base militar en la Segunda Guerra Mundial por los Estados Unidos. Y gracias a un folleto de información en español me enteré de la ubicación de todos los hoteles, del horario y de la ubicación de su capital: Vaitape.
A la hora en punto nos llamaron y andando fuimos hasta el avión, entrando por la parte de atrás, y nos fijamos que no había númeor de asiento en la tarjeta de embarque. Y es que tal como nos especificó la azafata, se trataba de "free seat" es decir de elección de asiento libre.... como si fuera Ryanair jeje.
Emeshing volando a Bora Bora, el paraiso...
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