Pasaban 20 minutos de medianoche. Volvía a casa después de cenar en casa de unos amigos. Iba pensando en lo que me esperaba al día siguiente en el trabajo, en las cosas que quería realizar el siguiente fin de semana...
Aparqué el coche en el parking. Salí del aparcamiento y el alumbrado de la calle no funcionaba, seguramente debido a la intensa lluvia que había caído horas antes. Por la calle no se veía ni un alma, aunque no era difícil ya que era de noche y la luna se ocultaba detrás de los nubarrones que cubrían el cielo.
Abrí la puerta de la calle con la llave, y justo después escuché unos gritos. Lo primero en que pensé fue que se trataba de alguien que estaba cerrado en el ascensor debido a un más que probable corte de luz a causa de la intensa lluvia.
Instintivamente borré de mi cabeza el subir en ascensor, y fui subiendo por las escaleras. A medida que me acercaba a mi piso, me daba cuenta de que las voces llegaban de mi planta, pero no se trataba de nadie encerrado encerrado en el ascensor.
Unos cuantos vecinos, muchos de ellos en pijama, estaban aporreando la puerta de mi vecina de rellano y despues explicándole que habían estado a punto de llamar a la policía, mientras que yo olia como a carne chamuscada.
Resulta que mi vecina de al lado se había quedado dormida con algún tipo de estofado de carne en el fuego. Al pasar las horas se había quemada la carne provocando una humareda considerable que había alertado a los vecinos.
Así que algunos vecinos habían ido a aporrearle la puerta, y finalmente consiguieron despertarla y que apagara el fuego. Vaya, no es el Curioso Incidente del Perro a Medianoche como el libro (ver post Curioso incidente del...), pero si es un incidente inesperado con la vecina a medianoche.
Suerte que hay vecinos un poco al quite, porque sino me veo mi pisito con un final parecido al del piso del protagonista de El Club de la Lucha (ver post del Club de la Lucha by Chuck Palahniuk en Emeshing Blog).
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2 comentarios:
Joder que cosas... y creo que lo más raro es que no pasen más a menudo, con la gente tan despistada.
Cuando iba leyendo, vecina, gritos..mmm no se pensaba que sería otra cosa jaja.
Que cosas... aunque no me sorprende, a mi me pasó algo parecido con el antojo de patatas bravas que me agarró volviendo a las tantas de la madrugada... casi me asfixio en la cocina!
Y es que el Gobierno debería dar ayudas a los jóvenes que salen de fiesta para que no se lo gasten todo en cubatas y tengan para comprarse un frankfurt al cerrar la noche. Eso si sería una ayuda social...
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