Hoy pesa el cuerpo porque es el último día en Euskadi, y es que no gusta nada tener que irse de esta tierra tan bonita y acogedora. Así que nos hemos levantado tarde, bueno, almenos más tarde que los otros días. Como siempre no hemos dejado ni las migas en el desayuno de Itziar.
Hemos hecho las maletas y pagado las habitaciones, así como los desayunos de estos días a muy buen precio. Esta es la extraordinaria y desestresante vista que teníamos Adriana y yo desde la habitación de esta muy recomendable casa rural:
Con la Mercedes Vito nos hemos ido de la casa rural que nos ha servido de base estos días, no sin antes estar un rato en los columpios de la casa.
Sólo quedaba por hacer los regalos para la familia y las botellas de txacolín de rigor, porque a todos nos encanta este tipo de vino vasco.
Estos días también hemos comprado magnets, atún, galletas, queso Idiazábal, pero lo mejor que nos llevamos es la experiencia vivida que, como Mastercard no tiene precio.
Hemos puesto en marcha el TomTom para seguir sus inicaciones y volver hasta Barcelona. Nos hemos turnado entre George, Alexei y yo mismo, mientras que las chicas hablaban o se dormían.
Por cierto tanto en Euskadi hay un montón de peajes, casi parece Catalunya...
El viaje transcurrió recordando anécdotas de los días vividos, y el inborrable recuerdo de estos días que hemos pasado juntos. Desde luego que repetiremos otro viaje los 6 integrantes del Euskadi Project 2009.
Fin de las crónicas
PD: Seguro que repetimos, ¿verdad?
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1 comentario:
Ya sabes,.... yo contigo íria hasta el fin del mundo, nadaría si fuera necesario todos los óceanos del mundo,subiría las más altas montañas,... todo con tal de estar a tu lado!!!
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