Ayer fui a sacar pasta a un cajero automático, una práctica muy común no sólo en mi sino también del resto de mortales del primer mundo. Cada dos o tres días hay que ir a sacar dinero de algun cajero para poder subsistir: comer, desplazarse, tomar algo o casi diría yo que también para poder respirar.
Pues bien, fui sacar pasta en esta ocasión porque iba a cortarme el pelo y comprobé que no llevaba suficiente dinero para pagar el corte, 12 €uros. Así pues me dirigí al cajero que tengo más cercano de mi casa. No habia nadie en la oficina, cosa muy extraña ya que siempre hay gente sacando dinero. Puse la tarjeta y recuerdo que sólo saqué 30 €uros. Me puse la tarjeta y los tres billetes de 10 en la cartera y salí del cajero.
Al salir me encontré con un hombre de mediana edad, moreno con perilla, y de complexión fuerte que me preguntó:
- Perdona, te ha funcionado el cajero?
- Pues sí
- No te habrá devuelto mi tarjeta y me estarás haciendo la pirula
- No, sólo me ha devuelto mi tarjeta
- He llamado para cancelarla cuando el cajero se la ha tragado, pero al verte en el mismo cajero
- Pues a mi me ha funcionado bien. Creo que el cajero una vez guardada no la devuelve
- De acuerdo
- Adiós...
Pensé, suerte que no se me ha quedado la tarjeta a mi, porque me quedo todo el fin de semana sin tarjeta... Vaya putada!
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1 comentario:
¿No será que te quería hacertle la pirula el? ¿Qué comentario es ese? Yo lo hubiera enviado a la mierda.
Por cierto, ese mismo dia por la noche al lado de mi casa, fui a sacar pasta y dentro del cajero, era el festival del polvo blanco. Los jodios encima se cerraron! utilizaban uno de los dos cajeros , el otro estaba libre! Como me vieron, limpiaron, me pidieron disculpas muy amablemente y saque pasta.
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