La competitividad global hacia 2030: escenarios futuros, sectores clave y estrategias (1/2) según el informe Global Economic Futures: Competitiveness in 2030 - White Paper June 2025
Importancia de la competitividad en la economía global actual
La competitividad económica se ha convertido en una prioridad central para países y empresas en medio de un entorno mundial de incertidumbre y rápidas transformaciones. Ningún país o compañía logra un crecimiento sostenido sin afilar constantemente su ventaja competitiva. Sin embargo, las herramientas tradicionales para impulsarla están perdiendo eficacia debido a tensiones geopolíticas, incertidumbre económica, crecientes restricciones fiscales y complejos desafíos políticos. Tras las recientes crisis globales, gobiernos y líderes empresariales reconocen la necesidad urgente de revitalizar el crecimiento, fomentar la resiliencia y acelerar la innovación, las reformas, la recapacitación laboral y la inversión.
En este contexto, el Foro Económico Mundial, en colaboración con Accenture, publicó en junio de 2025 el informe Global Economic Futures: Competitiveness in 2030, que explora cómo evolucionará la competitividad en los próximos años y qué estrategias pueden adoptarse para navegar un panorama global cada vez más fracturado. Este informe emplea análisis de escenarios para ayudar a los decisores a anticipar tendencias, vulnerabilidades y oportunidades, reconociendo que la agilidad estratégica, la resiliencia y la previsión serán tan cruciales como los fundamentos económicos tradicionales.
Factores clave que moldean el futuro de la competitividad
Diversos factores están redefiniendo las bases de la competitividad global. Entre los más determinantes de cara a 2030 se destacan la geopolítica, la regulación, la tecnología y el talento:
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Geopolítica: Las crecientes tensiones internacionales y la volatilidad geopolítica están reconfigurando el entorno económico. Rivalidades entre potencias, conflictos regionales y una competencia estratégica fragmentan alianzas y cadenas globales. Este entorno eleva la incertidumbre para negocios e inversionistas, y obliga a equilibrar seguridad estratégica con apertura económica. La capacidad de los países para cooperar en desafíos globales incide directamente en el clima competitivo.
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Regulación: El entorno regulatorio puede impulsar u obstaculizar la competitividad. Marcos normativos inteligentes mejoran la eficiencia y la innovación; pero una regulación excesiva puede asfixiar el crecimiento. Hoy existe tensión entre gobiernos que buscan mayor intervención y quienes abogan por una desregulación agresiva. La forma en que las normas evolucionen —en temas como sostenibilidad, comercio digital o inteligencia artificial— será clave.
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Tecnología: El avance tecnológico y la digitalización son motores implacables de competitividad. Innovaciones en IA, automatización, robótica o blockchain están transformando industrias. Sin embargo, su impacto depende de la adopción y difusión de esas tecnologías. La inversión en I+D, la infraestructura digital y la colaboración público-privada determinarán quién lidera la próxima ola de competitividad.
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Talento: El capital humano es el motor de toda ventaja competitiva. Se estima que cerca del 40% de las habilidades actuales se transformarán o quedarán obsoletas para 2030. La capacidad de atraer, formar y retener talento calificado marcará la diferencia. Demografía, educación, migración y políticas de formación serán factores críticos.
Estos elementos no actúan por separado, sino que interactúan de manera compleja. Por ejemplo, la tensión geopolítica puede generar barreras regulatorias, o la escasez de talento puede frenar la adopción tecnológica. Comprender estas interacciones será esencial para desarrollar estrategias competitivas sostenibles.
Cuatro escenarios de competitividad para 2030
El informe plantea cuatro escenarios plausibles para el estado de la competitividad global en 2030, basados en dos variables clave: el grado de volatilidad geopolítica y la rigidez o flexibilidad regulatoria. De su combinación surgen los siguientes mundos alternativos:
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Fortress Economics (Economías Fortaleza): Alta volatilidad geopolítica y fuerte regulación. El mundo se fragmenta en bloques proteccionistas. Predominan el aislamiento estratégico, las restricciones al comercio y la competencia por recursos. La resiliencia local sustituye a la eficiencia global. Se ralentiza la innovación y aumentan los riesgos de recesión.
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Negotiated Order (Orden Negociado): Baja volatilidad geopolítica y regulación estricta. Un entorno más predecible y estable, donde la competitividad depende de la capacidad de influir y adaptarse a normativas complejas. Se fortalece la cooperación multilateral y las políticas industriales coordinadas.
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Survival of the Fastest (Supervivencia del más rápido): Alta volatilidad geopolítica con regulación débil. Predomina un entorno caótico, oportunista y desregulado. Es un “sálvese quien pueda” donde se compite en un mercado fragmentado, con bajos estándares y riesgos crecientes. Las empresas más ágiles y audaces prosperan, pero aumenta la desigualdad y la inestabilidad.
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Fluid Order (Orden Fluido): Baja volatilidad y regulación flexible. Es un escenario de innovación acelerada, cooperación descentralizada y apertura económica. El crecimiento económico se revitaliza, aunque persisten riesgos de falta de control ético, social y ambiental. La competitividad se basa en la agilidad, la innovación y la capacidad de atraer talento y capital.
Estos escenarios no buscan predecir el futuro, sino proporcionar un marco para reflexionar estratégicamente y preparar a las organizaciones para múltiples realidades posibles.
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