"Phil Jackson dijo a sus ayudantes que no entraran en el vestuario durante el descanso. «Dejadlos que se sienten y reflexionen», dijo. «Que miren a los responsables.» Jordan tenía bastante claro de quién era la culpa. Había anotado 9 puntos en una serie de 4 de 12, y estaba colérico. «Se acabó el triángulo», se prometió a sí mismo. En la segunda mitad, Jordan lideró el ataque y Jackson transigió; mandó el nuevo sistema ofensivo abierto que el equipo había estado practicando para hacer aclarados a Michael en el centro del ataque, y al cabo de 10 minutos los Bulls habían empatado el partido mientras los Knicks se colapsaron como la economía de la ciudad. Perdieron 9 balones en el tercer cuarto y encajaron un parcial de 30 a 12. Fue toda una demostración de fuerza de los Bulls. Los Knicks resistieron el envite y empataron el encuentro tres minutos más tarde, pero el resultado final fue tan inevitable como la muerte, los impuestos y los cadáveres flotando en el East River: victoria de Chicago por 10 puntos. Los Bulls todavía podían pisar el acelerador, pero sabían que la gasolina estaba agotándose. «Sabíamos que podíamos estar cansados a estas alturas», dijo Jackson."
(from "Las reglas de Jordan: La turbulenta intrahistoria de una temporada con Michael Jordan y los Chicago Bulls" by Sam Smith, David Fernández Jiménez)
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