En el año 1223, Francisco de Asís, en Italia quiso escenificar el nacimiento de Jesús con figuras de cartón. Con el permiso de el Papa Honorio III, montó la escenificación del nacimiento de Jesús en una cueva.

En España, la mujer de Carlos III llevó a la corte unas figuras de porcelana procedentes de Nápoles, que era representativas de Navidad. Esto gustó tanto al mandatario que pidió un pesebre completo para su hijo, en una fábrica de porcelana que él mismo quiso crear.
Desde entonces se extendió mucho la idea, que penetró en los diferentes hogares, ya sea de diferentes materiales (barro, ropa, cartón...) hasta nuestros días.
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