La anécdota que ahora voy a contaros es totalmente verídica, y me pasó a mi, el que escribo este blog: Emeshing, aunque en esta historia me convierto en Mocho Man.
Mocho Man estaba fregando la terraza de un apartamento donde me encontraba alojado, después de haber fregado casi todo el piso. Estaba pasando el mocho Vileda por un extremo de la terraza cuando de repente noto que el mocho pesa menos de lo normal! Me asomo y veo que la parte de la fregona estaba cayendo en ese momento a la calle. Me había quedado únicamente con el palo en la mano.
Por la acera estaba paseando un señor, al que afortunadamente no le pasó nada, pero que el mocho le cayó a escasos centímetros de su cabeza. Lo que el pobre hombre sí recibió fue la salpicadura de un líquido sospechoso formado por agua, Don Limpio, lejía Conejo y lo que el agua ya había absorbido de suciedad. Vaya para no bebérsela...
El pobre hombre víctima de Mocho Man, después de mirar si se había ensuciado, miró instintivamente hacia arriba para ver de dónde procedía tal artefacto. Mi instinto de conservación también me hizo desaparecer durante unos minutos de la terraza. Al cabo de poco me dispuse a ir a buscar la parte desaparecida del mocho Vileda, del que por cierto lectores de este blog no podéis fiaros cuando lo utilicéis a ciertas alturas, este sistema no es que sea demasiado seguro.
Por suerte me encontré la fregona apartada a un lado de la calle, y no sin antes mirar a ambos lados por si aguien me esperaba, me dispuse a recogerla y volver a acabar mi trabajo de Mocho Man casero.
Pero cuando llegué a casa e intenté encajar de nuevo el palo con la fregona con el enganche tipo Vileda, claaack!, me cargué el palo. Vaya Mocho Man estoy hecho, se nota mi escasa práctica en este deporte. Se ve que con el paso del tiempo el óxido hace mella en este tipo de palos de fregona.
Así que otra vez bajé a la calle para ir a comprar el palo Vileda en uno de los supermercados de la cadena Suma. La mujer de la caja me advirtió de que ese palo sólo servía para el sistema Vileda, correcto, le comenté que es de la clase que quería ya que acababa de romper uno. Y su respuesta me da que pensar en lo que a conspiración judeomasónica se refiere, siempre se rompen de allí, con el paso del tiempo y al mojarse, todos se rompen, no sólo los de la marca Vileda.
Finalmente contaros que al más puro estilo Mocho Man pude acabar de fregar el apartamento, no sin tener más que cuidado en que no saliera ni un centímetro el mocho por fuera de la terraza para evitar incidentes mayores.
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