Y llegó el final de nuestra luna de miel. A las 15h fuimos a que Adriana se mirara unos pareos, y fuimos a la recepción del hotel. De allí nos acompañaron a una mesa con vistas al mar y a la montaña,
donde nos dieron unas botellas de agua para refrescarnos.
Acto seguido nos acompañaron hasta una "day room" o "chambre du joir", una pequeña habitación donde ducharse y refrescarse con el aire condicionado antes de marcharse. En esta "habitación de día" nos
esperaba nuestro equipaje. Nos sacamos el bañador, nos duchamos y nos vestimos con ropa cómoda para la maratón de vuelos que nos esperaba.
Al salir de la habitación ya eran las 16h, hora en que nos pasaron a recoger con un cochecito de golf para ir hacia el embarcadero de la marina. Nos hicimos la última foto antes de subir a la lancha camino
al aeropuerto... Que penita!
Al llegar al aeropuerto de Bora Bora nos repartieron el equipaje y tuvimos que hacer la cola de los mostradores de check-in. Allí una pareja de franceses se coló, pero el tema de los pesos del equipaje nos salió bien. Mi maleta pesaba alrededor de los 23,8kg, la de Adriana unos 21,5kg, y la de mano tan sólo 4,1kg. Así que no tuvimos que pagar nada y la de mano nos la dejaron embarcar... Lo que no pesaron fue el bolso de Adriana y sobretodo mi mochila... Jeje
Mientras hacíamos la cola nos hizo mucha gracia encontrarnos a los amigos que hicimos en el tour de New Zealand, los honeymooners de Getafe!
Y luego nos encontramos a la pareja que habíamos conocido en el aeropuerto de Auckland... Vaya como en casa.
En la espera de la hora del vuelo sobretodo había parejitas de honeymooners que, como nosotros, nos despedíamos de la buena bida en Bora Bora.
Subimos al avión y como era free seat, nos subimos a la derecha donde pudimos disfrutar de una preciosa vista aérea de nuestro hotel, el Intercontinental Thalasso que se distingue por sus dos Y, y el Le Meridien que está justo al lado. Bueno eso parece, porque andando está un poco más lejos.
Lo de subirse a la derecha te lo recomiendan para disfrutar de las vistas a la vuelta, mientras que a la ida te recomiendan ir sentado a la izquierda... Y no dormirse como hice a la ida.
Esta vez las azafatas de Air Tahiti Nui eran más monas y estilizadas que a la ida, pero igualmente sólo nos ofrecieron un zumo de piña en un baso de plástico.
Emeshing escribiendo desde un ATR72 una de las últimas crónicas del viaje Honeymoon.
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