Hoy ya es nuestro penúltimo día en el paraíso. Desde que estamos en nuestra particular Villa que no nos ponemos despertador, pero nos levantamos temprano ya que nos vamos a dormir no muy tarde y el sol del naciente del Océano Pacífico nos despiert por la mañana.
Después de pegarnos el baño de rigor en el pequeño embarcadero de nuestra Villa, nos duchamos y fuimos a por el desayuno. Adriana volvió a optar por la tortilla de jamón y queso, mientras que yo escogí 2 huevos fritos, y las ya típicas tostadas con mantequilla y mermelada. Por cierto, un breve apunte de Adriana: ella recomienda especialmente la mermelada de papaya, aunque yo optaba por las ya clásicas Bone Maman. Esta vez Adriana cogió un zumo de frutas exóticas y yo zumo de naranja, además del café con leche.
Después del desayuno fuimos a relajarnos a unas tumbonas en la playa, a la sombra de una enorme sombrilla de hojas de palmera. Lo bueno es que desde nuestra posición estirados en las tumbonas, vemos el agua de colores verdes, azul y turquesa, y la montaña Mount Otemanu, y una tranquilidad infinita.
Por cierto, Bora Bora significa "primer nacimiento" en el idioma de Tahití. Según la mitología de Polynesia, Bora Bora fue el primer trozo de tierra que emergió del mar después de la isla sagrada de Raiatea. De nuevo, el capitán James Cook, como en New Zealand, llegó a esta isla en el año 1777. Visto así parecería que Adriana y Emeshing seguimos la estela de Cook...
Bora Bora es una isla conocida como The Pearl of the Pacific, es decir la Perla del Pacífico. Su laguna, es considerada una de las más bonitas de todo el mundo. Precisamente en esta espectacular laguna se encuentra nuestro hotel, en un pequeño y estrecho motu, es decir en una islita de alrededor de la isla principal de Bora Bora.
Luego cogimos un kayak de 2, nos pusimos los salvavidas (obligatorios para actividades acuáticas en el hotel) y con los remos rodeamos los overwater hasta llegar al nuestro; siempre intentando no traspasar la barrera limítrofe de boyas del hotel.
Al principio nos costó, bueno no tanto como a los japos que vimos, pero Adriana y yo formamos un buen equipo y le pillamos rápidamente el truquillo para ir remando en el kayak. Me acordé de la excursión que hice con Roenick y Y&J con kayaks en Ciutadella (Menorca).
A la vuelta desde la habitación en kayak hasta la playa cogimos el camino más corto pasando por debajo de los puentes que intercomunican las villas overwater. Así llegamos hasta donde teníamos las cosas en las tumbonas de la playa, para descansar un rato más...
Mientras estábamos en la playa escuchamos el sonido emitido por una gigantesca caracola de mar. Y es que resulta que en la piscina estaban cortando frutas tropicales y las repartían para quien quisiera. Además nos hicieron una pequeña demo de como sacar las diferentes cáscaras que cubren el coco, y así aprovechar la parte comestible. Le primero le sacan toda la parte exterior con una estaca de madera fijada en el suelo. Luego con cuchilo alargado, parecido a un machete enorme, le daban tres golpes en cada una de las tres rayas verticales que tiene el coco.
Primero pudimos probar el zumo de coco que es el agua que hay en su interior. A continuación nos hicieron una demo de cómo rascar su interior, para poder extraer la leche de coco. Al final pudimos disfrutar comiendo sandía, melón con su interior anaranjado, coco a trozos, leche de coco y una fruta muy dulce de la que desconozco su nombre... pero el hombre que hacía la demo dijo que eran sus dulcen cuando era pequeño.
A continuación cogimos una hamaca a la sombra de dos palmeras y nos estiramos para hacer una especie de siesta. Yo empecé leyendo los artículos pendientes de la Wired... Luego cuando se empezaba a poner el sol nos fuimos a dar el último baño en la Villa, y nos volvimos a maquear para disfrutar de la última cena en Bora Bora.
Antes de la cena asistimos un rato a una especie de concierto unplugger que hacía un chaval de unos veintipico que cantaba y tocaba una guitarra española, acompañado con un hombre más mayor con guitarra eléctrica. Escuchamos excelentes versiones de Nirvana, Red Hot Chili Peppers, Coldplay y REM. La verdad es que tocaban muy pero que muy bien, y cantaban mejor... estuvo muy bien el concierto.
Había hecho la reserva, pero sin especificar la zona, así que tuvimos la suerte de que nos dieran una de las mesas más tranquilas y apartadas del restaurante.
Del primero Adriana escogió langosta y yo caviar, así que rematando el estilo de guays que se nos acaba en breve... De segundo los dos pedimos el mismo plato a base de pescado a la plancha cocinado con hábitas, chorizo y anillas de calamarcito.
Todo ello bien acompañado por un excelente Chablis Chateau Maligny. Este era un poco más seco, a diferencia del más afrutado Gewurztraminer Lorentz de la Alsacia que nos pedimos el otro día pero ambos muy buenos.
La verdad es que, a diferencia de New Zealand, los vinos que escogimos en Bora Bora han sido muy buenos... Y es que no eran locales sino franceses o un chileno.
Los postres fueron a base de helado. El mío tres helados de café, vainilla y chocolate con forma de una especie de huevos enormes. El de Adriana era chocolate caliente con helado de vainilla.
Hasta aquí nuestro penúltimo día en Bora Bora, el paraíso del mundo conocido...
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