Me lo dijeron tarde, así que cuando tuve que mirar billetes los precios eran caros. Descarté el tren, el último viaje a Valencia me lo agobió. Así que miré directamente los billetes en las compañías aéreas: Spanair, Iberia, Vueling...
En Spanair los horarios no eran muy buenos para mi apretada agenda, jeje, así que me fui a Iberia. Los precios de la aerolínea con más ayudas del gobierno central eran en cambio los más caros... el precio del puente aéreo sigue siendo un lujo, aún con la competencia del AVE.
Así que me fui a Vueling, aún siendo propiedad de Iberia, pero que ofrece buenos horarios. Al comprar los billetes tarde, la broma me salió por 180 €uros...
Comí a toda leche y me fui al aeropuerto a toda prisa, por suerte en mi sentido el tráfico escaseaba. Los del tiempo aseguraban que el frente frío se iba a situar encima, pero yo de momento iba acalorado.
Al llegar al aeropuerto, me dirigí hasta uno de los aparcamientos de la terminal T1. Allí empecé a dar vueltas subiendo por la plantas en busca de un sitio libre. Al dar tantas vueltas en subida parecía que mi coche iba a salir disparado hacia arriba!!!
Parece que lo regalen, pues las 4 primeras plantas estaban llenas, así que en la 5a me decidí buscar un aparcamiento libre. Aún con 46 plazas libres, los pasillos co una plaza libre en el cartel verde engañaban, pero al final localicé una. Aparqué e hice una foto con el iPhone para poder localizar el coche a la vuelta.
Empecé a andar y andar, hasta localizar los mostradores de Vueling y dar el localizador y el DNI. De allí me fui a dar una vuelta por las distintas tiendas dutty free, y por los distintos kioskos y librerías. No me compré nada, lo que me hizo quedarme con ganas, pero es que llevaba un libro para estrenar....
Embarcamos y el Airbus 300 estaba casi totalmente lleno. Los asientos son más bien incómodos, debido al espacio recortado para ubicar las piernas. Si encima el de delante decide echarse una siesta con el asiento reclinado, entonces mejor apaga y vámonos!
No conseguí leer más de una página seguida, mi concentración estaba en tierra. Así que decidí hojear las revistas que había en el avión como Ling, la que edita la propia compañía aérea, o una de las discotecas y el merkandising de Pachá.
El vuelo no se hizo largo, con lo que después de patear por la T4 de Barajas, me planté en la cola de Taxis. Me tocó un taxi que llevaba una bandera española que iba repicando en el techo y cristal trasero del coche, ¿¿¿no me podría haber tocado otro???. Me llevó por peaje, hay que decir ridículo pero útil peaje, para llevarme hasta mi punto de reunión.
Luego la forma de cobrar de los taxis en Madrid es más bien surrealista con los diferentes recargos: + T4 + peaje + lo que me invento...
No os contaré mucho de mi corta estancia en la capital radial, más que empezaba a hacer frío (pero no tanto como el que encontré al volver) y que es una ciudad que no me atrae para vivir.
A la vuelta el taxista parecía más enrollado, pero no se coscó al decirle que quería ir por el peaje, ya que me llevó por Barajas... pero bueno me llevó al sitio en breve espacio de tiempo. En el check-in parecía poca gente la que iba a subirse a ese avión, pero luego el avión iba hasta el tope. Por cierto, casi me quedo en tierra después de entretenerme mirando revistas y libros. Suerte que vi en una de las pantallas de información lo de última llamada y pude correr hasta la puerta de embarque a tiempo.
El avión, también un Airbus A300-200 de Vueling estaba peor que el de la ida. Lo encontré sucio, con varias partes de algunos asientos rotos ... espero que el mantenimiento mecánico sea mejor que el mantenimiento que hacen en el interior de las aeronaves de esta compañía.
Encima hubo una serie de turbulencias cerca de Barcelona que me hicieron llegar a coger la bolsa y procurar pensar en otra cosa para no vomitar debido al mareo producto del estómago vacío y la poca pericia del conductor... bueno almenos aterrizamos, y yo empecé a recuperarme.
Aunque el vuelo llegó a la T1 de Barcelona El Prat antes de tiempo, la pateada por el aeropuerto hasta llegar a la clavada del parking del aeropuerto sumó media hora al tiempo esperado de llegada del vuelo. El tráfico en Barcelona estaba imposible, así que tardé en llegar, pero al llegar a casa... no hay nada como estar en casa: "home, sweet home".
Tweet
No hay comentarios:
Publicar un comentario