Hace unos días me contaron una historia, y como la encontré interesante ahora os la explico para ver qué os parece. Según me explicaron, se trata de una historia totalmente real, pero seguro que hay más de uno que no se la cree.
Resulta que un matrimonio fue al hospital, ya que su mujer estaba encinta y había roto aguas. A la mujer se la llevaron al paritorio, ya que estaba a punto de parir, y al hombre le preguntaron si quería asistir al parto de su mujer. El hombre era muy aprensivo, así que le explicó a la enfermera que prefería esperarse fuera.
Al cabo de poco más de una hora, el médico salió a la sala de espera y preguntó por el marido. El hombre se preocupó al ver al médico, pero éste lo tranquilizó. Simplemente quería que el hombre entrara al paritorio para cortar el cordón umbilical, amparándose en no sé qué tradición del hospital. El marido le explicó al médico que era muy aprensivo, y que prefería no entrar. Pero el médico insistió y consiguió que entrara.
Resulta que el bebé que había nacido era de color negro, mientras que la madre y su marido eran blancos. El médico pidió al marido hacer los honores cortando el color umbilical, así de esta forma se aseguraba que el padre viera que el bebé era el que había parido su mujer.
Y es que sino el médico ya veía la posible escena que se podía montar en el hospital cuando el marido montara un cirio al asegurar que ese no era su hijo. Un médico con experiencia vale por dos.
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