La ciudad está más gris que nunca, ayudad por el cielo gris y por el cada vez más abundante asfalto. Las nuevas construcciones se mezclan con las casas antiguas, en dónde antes sólo había campos. Las empresitas y comercios van cambiando, aunque por la hora la actividad no hacía presagiar buena caja. Hoy no tenía hambre consumista, con lo que no tenía ningún número para comprar nada.
Me tengo que tomar más días para hacer este tipo de paseos, en lugar de los típicos atascos que me chupo cada día para entrar en Barcelona.
Tweet
No hay comentarios:
Publicar un comentario