Al salir del restaurant Old Monterey Bar, empezamos a andar por unas zonas peatonales destinadas a ciclistas y al jogging que transcurren cerca de la orilla del mar. El coche lo dejamos en una zona de aparcamiento en plan zona azul, pero con el parkimetro al lado que te va indicando lo que te queda de tiempo...
Como os decía la zona para pasear es bonita, pero quizás Monterey ha pasado de ser un pueblo de pescadores, se ve que eran muy potentes en la sardina enlatada, a un publo dedicado al turismo quízás en exceso.
La parte que más me ha gustado de Monterey es su embarcadero Fisherman's Wharf, su vista desde allí hasta la playa, y algunas zonas comerciales ubicadas en plan embarcadero al lado del mar con una vista preciosa.
Luego cogemos el coche en dirección a Carmel-by-the-sea. El pueblo es conocido por algunas películas, y porque tuvo un alcalde famosos durante varios años. Nada más y nada menos que el actor y director de cine Clint Eastwood.
Ya de entrada el pueblo Carmel-by-the-sea nos fascina con sus casas alrededor de la costa imponente del pacífico. Por las olas decir que es un paisaje ideal para surfers, aunque cuando conoces el pueblo te das cuenta que es para ricachones, y no creo que los que tengan pasta sean precisamente chavales jóvenes.
Las casas que hay son preciosas, y hay un montón. No en vano fue un pueblo creado por un par de constructores especuladores a los que le salió muy bien la jugada, y el pueblo en sí no está nada mal. Tanto que decidimos quedarnos a dormir. Encontramos un bred & breakfast asequible de precio y con habitaciones monas, que no grandes. Encima con conexión Internet, aunque la mujer se haya equivocado la primera vez al decirme el password de la red Wifi.
La visita al centro de Carmel-by-the-sea nos la hacemos rápido, ya que se trata de 4 calles con tiendas muy monas y que parecen estar hechas todas del mismo patrón (me sigue recordando a Port Aventura...). Én una de ellos me compro una camiseta que recuerda que en California, si quieres ir de San Francisco a California, debes hacer una parada obligatoria en Carmel-by-the-sea.
Cenamos en un bar típicamente americano. Yo me como una enchilada de pollo y queso acompañada de arroz, mientras que mis acompañantes prefieren hamburgesas y ensaladas. La curiosidad es que la camarera nos ha dejado probado diferentes cervezas para escoger una. Y mientras que una parte del aforo del bar veía beisbol, la otra parte jugaba a los bolos de la Wii (me ha recordado a algunas tardes en casa de Roenick).
Emeshing desde el sofá de la habitación de Carmel-by-the-Sea (CA - USA).
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