El viernes al mediodía era la hora H para desaparecer de Barcelona durante unos días. El objetivo era dejar el ruido, el estrés, las caravanas y el trabajo, y disfrutar de unos días en Andorra con buena compañía.
Pues dicho y hecho (dit i fet). Cogimos un tramo de la A7 con peaje incluido, que remedio pues debiamos cogerla desde donde nos encontrabamos, y enlazamos con la A2 y luego con la C-1412a en dirección a Ponts.
En este pequeño pueblo decidimos parar a comer y hacer un cafe, muy necesario para quitarse la morriña propia de los viernes por la tarde. Pasadas las seis de la tarde llegábamos a Andorra, con un poco de kaos en la frontera, sobretodo de vuelta, y con una temperatura de lo más inhabitual para mi: 0 grado, es decir que ni frío ni calor.
En el Punt de Trobada compramos un poco de comida, y a continuacion cruzamos Andorra la Vella y Escaldes d'Engordany con un tráfico más propio del centro de Barcelona en Navidad que de Andorra. Y es que la decoración navideña en Andorra ya está preparada en muchas de sus calles.
Finalmente llegamos a nuestro destino, un bonita casa con increibles vistas y con parking incluido en el que mi Focus se resguardaría.
Si en Andorra la Vella habían sólo 0 grados, en los alrededores de la casa no os podéis imaginar el frío que hacía. Encendimos los distintos magnetotérmicos, el agua, la calefacción a fuel, y esperamos a que se calentara la casa.
A casa es de dos plantas, con cocina comedor con hogar y baño en la planta baja, y las habitaciones y un lavabo más grande arriba. La decoración de la casa es ecléctica, con trofeos de caza disecados, colección de mariposas, platos de distintos manjares y muchos libros de montaña y naturaleza. Pero aunque distinta, la casa es mu acojedora por el suelo de parket, por su calefacción y por sus referencias andorranas.
Os seguiré contando...
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