Este post es la continuación de las crónicas Bologna Radiohead trip 2025 2 (by Emeshing)
Llegamos al aeropuerto de Bologna, con mñas turbulencias de lo previsto y también antes del horario previsto.
El Aeropuerto Guglielmo Marconi de Bolonia (BLQ), está situado a unos 6 kilómetros del centro, y es el principal acceso aéreo a la región de Emilia-Romaña y lleva el nombre del célebre inventor boloñés de la radio. Inaugurado en 1933 como un pequeño aeródromo, fue ampliado significativamente en los años 70 y 80 para responder al crecimiento del tráfico aéreo, convirtiéndose en una infraestructura clave del norte de Italia. Hoy cuenta con una terminal moderna y compacta, una oferta variada de servicios, comercios, restauración y salas VIP, manteniendo un equilibrio entre un tamaño manejable y una capacidad operativa relevante para vuelos europeos y de medio radio.
Como no facturamos equipaje, nos fuimos directamente hasta el tren Marconi Express que conecta este Aeropuerto Guglielmo Marconi con el centro de la ciudad. Saliendo del avión compré los billetes de ida y vuelta por Internet de forma muy fácil en https://www.marconiexpress.it/en/ Lo que después nos sorprendió ver una cola enorme de gente para comprar los billetes en una sola máquina...
El Marconi Express nació como un ambicioso proyecto concebido a mediados de los años 2000 para dotar a Bolonia de un enlace rápido y moderno entre su aeropuerto y la estación central. Tras años de planificación y obras iniciadas en 2015, tomó forma un monorraíl elevado de 5 kilómetros diseñado para operar de manera automática y continua. Aunque la infraestructura quedó lista en 2018, su inauguración oficial llegó en noviembre de 2020, ofreciendo desde entonces un trayecto ágil y estable que completa el recorrido en unos 7 minutos, consolidándose como la opción más directa y moderna para desplazarse entre el Aeropuerto Guglielmo Marconi y el corazón ferroviario de la ciudad.
Los vagones del Marconi Express son ridículamente pequeños, pero el servicio es muy bueno, pues los trenes van automatizados y se cruzan en la estación de Lazzaretto, con lo que no paran de realizar el trayecto de 5:40am hasta media noche. Quizás lo más complicado es conseguir validar el billete en unas máquinas lectoras de QR que no son muy "rápidas".
Al llegar a la Bologna Central Station, tuvimos que pasar por toda la estación para entrar en la parte del centro de Bologna, y de allí a nuestro hotel NH La Gare Bologna, donde estuvimos muy bien.
Como llegamos muy temprano, las habitaciones aun no estaban listas, pero amablemente nos guardaron las maletas, y nos indicaron en un mapa algunos lugares para almorzar y visitar en la ciudad.
Así que sin peso, nos dispusimos a reconocer la ciudad con un eje Via dell'Indipendenza que está actualmente todo levantado finalizando las obras de un tranvía que cruzará Bologna.
Ya empezando por esta calle, ya percibes el carácter señorial y de buen gusto de la ciudad, así como los bonitos pórticos o portaladas en los que discurren las calles de la ciudad.
Los pórticos de Bologna, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, forman una red única de más de 60 kilómetros que recorre la ciudad y define su identidad arquitectónica. Nacidos en la Edad Media como ampliaciones de las viviendas para ganar espacio habitable, fueron evolucionando hasta convertirse en corredores continuos que protegen del sol y la lluvia, creando una experiencia de paseo inconfundible. Cada tramo tiene su carácter: desde los elegantes soportales del centro histórico hasta el larguísimo pórtico de San Luca, con casi cuatro kilómetros y más de seiscientas arcadas. Más que un elemento urbano, los pórticos son un símbolo vivo de la historia, la vida cotidiana y el ritmo social de Bolonia.
Encontramos un bonito bar / restaurante en el que nos llamó la atención su cuidada estética y sus bocadillos tipo foccacia con mortadella bolognesa. Así que entramos para almorzar a base de cafés con leche y para probar su famosa mortadela. Y dejarme que os explique más de la ciudad...
Bologna es una de las ciudades más antiguas de Italia. Bolonia tiene sus raíces en un asentamiento etrusco del siglo VI a. C. llamado Felsina, que más tarde fue romanizado bajo el nombre de Bononia. Gracias a su posición estratégica en la Vía Emilia, prosperó como centro comercial y administrativo del Imperio Romano. Durante la Edad Media alcanzó un papel aún más destacado: en 1088 se fundó su célebre Universidad de Bolonia, considerada la más antigua de Occidente, que atrajo a estudiantes y juristas de toda Europa y convirtió la ciudad en un foco intelectual de primer orden. En esta época se construyeron también muchas de sus torres y pórticos, elementos arquitectónicos que aún hoy definen su fisonomía.
A partir del siglo XVI, Bologna pasó a formar parte de los Estados Pontificios, periodo en el que experimentó un notable desarrollo artístico y urbano, con palacios, iglesias y vías monumentales que reflejan la riqueza cultural de la época. Tras la unificación italiana en el siglo XIX, la ciudad se consolidó como un importante centro industrial, universitario y político. En el siglo XX sufrió daños durante la Segunda Guerra Mundial, pero se reconstruyó rápidamente, manteniendo su tradición académica y su espíritu progresista. Hoy Bolonia combina un valioso patrimonio histórico con una vibrante vida cultural y gastronómica, consolidándose como una de las ciudades más dinámicas y vivibles de Italia.
Hasta aquí el segundo post de mis crónicas por Bologna, mañana más en Bologna Radiohead trip 2025 3 (by Emeshing)
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