"Cuando sus primeras ideas de inversión fracasaron, probó con otra cosa. Keynes fue capaz de cambiar de opinión; Fisher, por desgracia, no. Fisher y Keynes murieron con pocos meses de diferencia, no mucho después del fin de la Segunda Guerra Mundial. Fisher era una figura empequeñecida; Keynes, el economista más influyente del planeta que acababa de dar forma al Banco Mundial, al Fondo Monetario Internacional y al sistema financiero global en la conferencia de Bretton Woods en 1944. Al final de su vida, Keynes reflexionó: «De lo único que me arrepiento es de no haber bebido más champán». Pero se lo recuerda mucho más por unas palabras que es probable que no dijera nunca. Aun así, pervive en ellas: «Cuando los hechos cambian, yo cambio de opinión. ¿Usted qué hace?». Ojalá le hubiera enseñado esta lección a Fisher."
from "10 reglas para comprender el mundo: Cómo los números pueden explicar (y mejorar) lo que sucede" by Tim Harford, Alfonso Barguñó Viana
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