Y de allí seguimos andando en dirección al Sacromonte. Se trata de un barrio de la ciudad de Granada horadado en la misma roca, y habitado desde hace más de 500 años por etnias entonces al margen de la sociedad civil y eclesiástica. Moriscos, judíos y gitanos ocuparon este barrio que se fue formando aprovechando las cuevas y otras edificaciones precarias que fueron conformando el actual Sacromonte arriba del valle de Valparaíso.
Y allí en el Sacromonte nos encontramos con esta estatua de Chorrojumo, un tal Mariano Fernández que fue de las figuras más conocidas de Granada en la segunda mitad del siglo XIX. Se autocalificaba como el rey de los gitanos, representaba la figura real del patriarca gitano, respetado por su autoridad y buen juicio cuando habia rencillas entre los clanes gitanos. Resulta que se ganaba la vida contando a los viajeros románticos historias sobre la Alhambra y dejándose fotografiar:
Bajando del Sacromonte, llegamos hasta la orilla del río Darro. Se trata de un corto río que transcurre integramente por la provincia de Granada. Es afluente del río Genil, que a su vez lo es del Guadalquivir.
Al principio del Paseo de los Tristes, nos encontramos con el busto de Andrés Manjón y Manjón fue un sacerdote y pedagogo que fundó las Escuelas de Ave María. Cuenta la historia que un día, a finales de 1888, cuando pasaba ante una de las cuevas en el Sacro Monte, oyó a unos niños recitar el Ave María, lo que le llevó a iniciar su obra pedagógica con aquellos niños, acompañando en un principio a la maestra que les enseñaba. Allí mismo funda las Escuelas del Ave-María, su obra capital, a las que les dedicó todo su dinero, su empeño y su tiempo:
Vista del bonito Paseo de los Tristes de Granada:
Para acabar la tarde entramos en una Tetería llamada Marrakech:
Después de pasar por el hotel para cambiarnos, fuimos a cenar de tapeo por la calle Navas y la calle Rosario de Granada. Por cierto, recomendable el restaurante de tapeo llamado La Pajuana.
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