El otro día charlando con unos amigos me acordé de Claudia, puede que ahora ya no sea lo que era, pero siempre quedarán sus fotos de Vogue cuando era la Top de Tops.
Claudia Schiffer nació el 25 de agosto de 1970 en Dusseldorf, Alemania. En sus planes de futuro nunca estuvo la idea de convertirse en modelo. Sin embargo, cuando tenía 17 años Michael Levanton, un cazatalentos de la agencia de modelos Metropolitan se fijó en su belleza mientras bailaba en una discoteca de su pueblo natal y le propuso ejercer como modelo. Desde que sus padres le dieron permiso para que trabajara haciendo una campaña para la firma Guess, Claudia se ha forjado un currículum envidiable. Así en 1988 comienza su travesía en el mundo de la moda, convirtiéndose en sólo unos meses en una top model de éxito.
A principios de los 90, de la mano del modisto Karl Lagerfeld, sus imponentes curvas aparecieron por primera vez en las pasarelas en un desfile para Chanel, logrando ser la primera mujer rubia que desfilaba para esta firma. A partir de este momento, la modelo alemana se convirtió en la musa de este diseñador y en una de las “maniquíes” más cotizadas de la historia.
Claudia llevó a las pasarelas una imagen saludable gracias a su figura voluptuosa y curvilínea. Quienes pudieron verla en aquel primer desfile la recuerdan como una chica encantadora y muy tímida. Era tan inexperta y tan joven que sus andares con aquellos altísimos tacones dieron un toque simpático a la pasarela. La guapa modelo gustó por su juventud, por su naturalidad y por su falta de cinismo.
Desde entonces se ha convertido en una de las grandes musas de la moda y ha lucido tipo en las pasarelas más importantes de todo el mundo. Claudia ha sido imagen de las marcas más importantes, como Chanel, Versace , Revlon, Valentino o L’Oréal. Diseñadores y fotógrafos se pelean por esta modelo y no hay firma que no haya querido contar con sus servicios para promocionar sus productos.
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