"«Hacía lo que hiciera falta con tal de ganarte —afirma Rambis—. Eso era lo único que le importaba a Larry: ganarte. Y si de paso te dejaba en ridículo, mejor que mejor». «Larry era una amenaza desde cualquier sitio —recuerda Johnson—. A Larry había que defenderlo a nueve metros de la canasta. Si lo esperabas a ocho, te la clavaba de tres. Recuerdo un partido en el que estaba lesionado y me tuve que quedar en el banquillo. Larry estaba calentando y en una de esas se acerca a mi asiento y me dice: “No te preocupes, Earvin. Tú disfruta del espectáculo”. Creo que metió cuarenta puntos esa noche y que solo falló dos tiros. En cuanto veías ese andar desgarbado y ese pelo rubio al aire, sabías que te esperaba una noche muy, muy larga». Rambis odiaba a Bird. Cooper lo detestaba. Worthy lo aborrecía. Si eras uno de sus rivales, era imposible sentir el más mínimo aprecio por Larry Bird."
from "Showtime: Magic, Kareem, Riley y la dinastía de Los Ángeles Lakers en los años 80" by Jeff Pearlman, Guillermo Ortiz
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