"¿Sabe por qué tienen que leerle sus derechos cuando le arrestan en este país? Porque en los años sesenta, un tal Ernesto Miranda fue condenado por violación basándose en su propia confesión. Pues bien, figúrese que su abogado declaró que era injusto porque el bueno de Miranda no había ido mucho al colegio y no sabía que la Bill of Rights le autorizaba a no confesar nada. El abogado en cuestión montó todo un guirigay, apeló a la Corte Suprema y todo eso, ¡y resulta que el muy idiota va y gana! Confesión invalidada por la famosa sentencia Miranda contra el Estado de Arizona y, a partir de entonces, la obligación para todos los polis de soltar eso de: «Tiene derecho a permanecer en silencio y a llamar a un abogado, y si no puede pagarlo, tiene derecho a un abogado de oficio». En fin, que todo ese rollo idiota que se escucha siempre en el cine ¡se lo debemos al amigo Ernesto! Moraleja: la justicia en América, Goldman, es un trabajo en equipo, todo el mundo puede participar."
from "La verdad sobre el caso Harry Quebert" by Joël Dicker
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