El despertador sonó a las 7:30h de la mañana. No teníamos que currar, pero queríamos aprovechar para ver algunos de los castillos o chateaus del Loire.
Después de ducharnos, bajamos hasta el restaurante del hotel donde nos pusimos las botas en el desayuno. Éste constó de zumo de naranja, yogurt de frambuesa, croissancitos, tostadas con mantequilla y mermelada, macedonia, quesos, embutidos y café con leche.
La verdad es que el hotel donde nos alojamos cerca de Tours, llamado Le Garden Inter Hotel, está bastante bien. Es muy cómodo moverse desde allí y tienes todas las facilidades de aparcamiento.
Una vez desayunados nos fuimos para ver uno de los castillos imprescindibles del Loire llamado Chateau de Chenonceau. De trata de uno de los castillos más conocidos del Loire debido a que parte de su construcción se encuentra justo encima de un puente.
La historia cuenta que cuando se construyó el castillo de Chenonceau sobre el río Cher en el siglo XVI, Tomás Bohier y su mujer Katherine Briçonnet mandaron derribar la fortaleza y el molino de la familia Marques, conservando sólo la torre del homenaje. Por esta razón la torre que queda a un lado del castillo de denomina la Torre de los Marques.
Del Chateau de Chenonceau hay que destacar los impresionantes y bonitos jardines, como el Jardín de la Diana de Poitiers, el del Laberinto (muy fácil de resolver), el Jardín de Catalina de Médicis, las diferentes vistas del castillo a ambos lados del río, así como las diferentes estancia muy bien conservadas de su interior que nos dan a conocer los gustos en decoración de los diferentes habitantes del castillo.
El Chateau de Chenonceau es también conocido como el "castillo de las señoras", pues hasta 6 mujeres tienen un papel relevante en la historia del castillo:
- Diana de Poitiers: recibió la donación del castillo por parte del rey Enrique II, ya que era su favorita (amante¿?). Diana diseñó los jardines que fueron de los más espectaculares de la época, y el puente sibre el Cher lo dotó de una arquitectura única en el mundo.
- Chatherine de Médicis: Al enviudar de Enrique II, Catalina de Médicis alejó a Diana de Chaneonceau, embelleció aun mñas los jardines y continó mejorando la arquitectura del castillo. A ella se le debe la galería de doble piso para organizar suntuosas fiestas encima del puente.
- Luisa de Lorena: En 1589, cuando falleció su marido Enrique III, Luisa de Lorena se retiró a Chanonceau de riguroso luto blanco, como imponía la etiqueta de la corte. Su fallecimiento encerrada en el castillo marcó el fin de la presencia real en Chanonceau.
- Louise Dupin: en el siglo XVIII, la exquisita representante del Siglo de las Luces, devolvió su esplendor a Chenonceau. A sus brillantes tertulias invitaba a escritores poetas, científicos y filósofos como Montesquieu, Voltaire o Rousseau. Louise Dupin fue inteligente protectora del castillo y supo salvarlo de la Revolución francesa.
- Marguerite Pelouze: en el siglo XIX, en 1864, ella nacida en la burgesía industrial decidió convertir el monumento y su parque en el teatro de sus fastuosos gustos. Se gastó un dineral en restaurarlo como en la época de Diana de Poitiers. Un oscuro asunto político la arruinó y Chenonceau fue vendido y revendido hasta 1913.
- Simone Menier: durate la 1a Gerra Mundial, Chenonceau sufrió los sinsabores de la contienda. Simone Menier, enfermera jefe, administraba el hospital instalado en las 2 galerías del castillo, transformadas y equipadas por su familia, os chocolateros Menier.
En la visita al castillo de Chateau de Chenonceau por unos módicos 12€ (jeje) visitamos los diferentes aposentos como el de Diana de Poitiers, de Catalina de Medicis, de César de Vendome, de Gabriela de Estrées, Luisa de Lorena, y el de las 5 reinas (Reina Margot, Elisabeth de Francia, María Estuardo, Elisabeth de Austria y Luisa de Lorena).
Al finalizar la extensa visita en el Castillo de Chenonceau, comimos unos sandwitches y kitches con Pepsi y Orangina.
A partir de allí empezaría una nueva gincana para recuperar el coche. Dejamos a las chicas en el centro de Amboise, y nos fuimos al taller. Después de la correspondiente clavada, recuperamos el coche y fuimos a devolver el coche de alquiler de Europcar a otra población. De camino debía poner gasolina, pero después de realizar el trayecto no me encontré con ninguna. Después de buscar la ubicación de gasolineras cercanas, finalmente el PDI del TomTom me indicó un centro comercial cercano donde llenar el depósito mediante gasolina Carrefour (esperemos que sea mejor que la gasolina de InterMarché).
Al llegar a la oficina de Europcar, va y me la encuentro cerrada. Por suerte al cabo de un minuto aparece un señor y me abre la puerta. Simplemente le devolví las llaves y poco más.
Así pues nos volvimos hacia Amboise para visitar un poco el pueblo, hacer fotos de su también impresionante castillo desde ambas orillas del río.
El Chateau de Amboise fue inicialmente construído por el rey Carlos VIII, que precisamente nació en Amboise. Luego Luis XII y Francisco I continuaron con la construcción de otras alas en el castillo. Este edificio alberga la tumba de Leonardo da Vinci, que residió en una mansión de la misma localidad, concretamente en el Chateau de Clos-Lucé.
Luego nos dirigimos a cenar, en esta ocasión las chicas se empeñaron en un sitio de comida típica francesa a base de creppes. La verdad es que comimos muy bien...
Y de allí nos volvimos al hotel y descansar después de un día agitado...
Hasta aquí el cuarto episodio de las crónicas de Emeshing.com por Francia. Sigue en Loire Project 5
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