Este post es continuación de la crónica sobre el viaje que hice a los castillos del Loira. Post continuación de Loire Project 2 (en Emeshing.com)
Era Martes. A las cuatro de la madrugada ya me encontraba despierto. No podía conciliar el sueño. Quizás el estar a más de mil kilómetros de casa y con el coche averiado no era la imagen idílica de mis vacaciones. A las 7h sonó el despertador, y nos pusimos en marcha para llevar el coche al taller. En el taller no sabían decir mucho, y además en francés, ya que hasta que no abrieran el coche no sabrían dar un buen diagnóstico de la avería.
A media mañana fuimos a buscar un coche de sustitución en la empresa de alquiler de coches Europcar, al lado de una estación de TGV en un pueblo cercano a Tours. El coche era nuevo y enorme, una Renault Kangoo. Apenas tenía 4.000km, así que estaba nuevo, y sólo tenía un pero: la luna delantera estaba llena de mosquitos. Interpreto que era debido a que su anterior inquilino, un señor alemán por el idioma en que dejó configurado el ordenador a bordo, llevó el coche de la Normandie hasta la zona de Centre y se cargó parte de la fauna de la zona apretando al máximo el motor de la Kangoo.
Después de perder toda la mañana, fuimos a comer a un curioso lugar especializado en carne Grill a base de un menú con hamburguesa. Al salir pusimos rumbo al Chateau de Chambord.
El Chateau de Chambord empezó a construirse en el año 1519 bajo el rey Francisco I. Entonces se vivía el siglo de oro español con el rey Carlos V y luego Felipe II, las expediciones al Nuevo Mundo y el arte del final del plateresco.
Francisco I había emprendido la conquista de la provincia del Milanesado, que su antecesor Luis XII no había conservado. De regreso a Francia, con el emblema de la victoria de Marignan e influenciado por la arquitectura italiana del Renacimiento, este ambicioso joven rey, apasionado por la caza, emprendió la construcción del Palacio de Chambord.
El Chateau de Chambord fue pensado inicialmente como albergue de caza con unas dimensiones colosales: 156m de longitud, 56m de altura, 77 escaleras, 282 chimeneas y 426 piezas. Pero en cambio desde el exterior la silueta del palacio es atractiva por su gracia y equilibrio. El material utilizado que llama la atención es la piedra calcaria toba que, aunque se utilizó en la mayoria de castillos del Loire, en este castillo es donde se trabajó con mayor virtuosismo.
Por último comentar que el rey Francisco I posó en Chambord apenas 72 días durante sus 32 años de reinado, y nunca vio terminada la obra, y a su muerte tan sólo la torre de homenaje y el ala real habían quedado concluidas. Su hijo Enrique II así como Luis XIV, que también fueron aficionados a la caza, dieron al Chateau de Chambord el aspecto que hoy conocemos.
El castillo de Chambord tiene unas curiosas escaleras dobles en las que puede estar uno subiendo y otro bajando y no se cruzan. Dicen que fue un invento de Leonardo da Vinci que, durante algunos años de la contrucción del Chateau de Chambord estuvo residiendo en la zona.
Al final la visita al todo recomendable castillo de Chambord, nos dirigimos a la ciudad de Blois.
Allí cenamos en un restaurante del centro a base de pizzas para luego asistir al espectáculo nocturno del Chateau de Blois, que se celebra a las 22:30h.
El castillo o chateau de Blois está situado en el departamento de Loir-et-Cher y fue la residencia de diferentes reyes de Francia como Luis XII, Francisco I, Enrique III y Enrique IV, y finalmente por Gastón de Orleans hermano de Luis XIII. Además tiene la curiosidad que Juana de Arco fue bendecida en él por el arzobispo de Reims antes de su partida para llevar a cabo el asedio de Orleans.
El espectáculo de luz y música que presenciamos se celebra en el patio rectangular del castillo de Blois, en medio de los 4 castillos que conforman el conjunto. El espectáculo es la historia del castillo Chateau de Blois desde sus inicios con los diferentes protagonistas y las distintas anécdotas ocurridas para llegar a los 4 castillos en 1 de Blois. El espectáculo, aunque no es el que vimos hace años en el Parlamento de Ottawa (Canadá), sí que es recomendable. Aunque el narrador que se escucha es francés, gracias a unos cascos y un pequeño aparato que te ofrecen por 2€ más al precio de la entrada, permite seguir toda la historia en castellano.
Hasta aquí nuestro día por los castillos del Loira.... mañana más!!!
Continuará en el post Loire Project 4
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