Esta escapada que voy a contar en formato crónica tiene lugar durante un fin de semana largo durante el final de verano de 2011. Al viaje relámpago por la capital de Polonia lo he denominado: Warsaw's Project
A las 4:10h de la mañana sonaron los dos despertadores a la par. Desayunamos a toda leche, fregué los platos, cerramos las maletas, nos duchamos y vestimos... y sonó el teléfono. El taxi nos estaba esperando para ir hasta el aeropuerto.
En la T1 del Aeropuerto de Barcelona nos encontramos con los demás integrantes de la expedición. En los mostradores de Lufthansa enseñamos el DNI e hicimos el drop-off de una de nuestras maletas que facturábamos directmante a Varsovia, el resto era equipaje de mano.
Decía lo del DNI porque Polonia forma parte del tratado de Schengen, con lo que es suficiente viajar con el Documento Nacional Identidad (DNI) y no es necesario el pasaporte. Pero hubo un imprevisto de última hora.
Una de las parejas llevaba a su niña pequeña, y en el momento de embarcar al avión no la dejaron subir porque no llevaba DNI o pasaporte acreditativo, y el libro de familia no es suficiente. Por suerte lo pudieron subsanar horas más tarde con un pasaporte expedido de urgencia.
Desayunamos de nuevo en el aeropuerto, yo un yogurt y un café con leche, para aguantar las horas de vuelo y hacer tiempo para el embarque. Después de la cola de rigor subimos a un Airbus A321 que nos llevaría de Barcelona a Frankfurt donde haríamos una escala. El vuelo lo escogimos por precio, y no encontramos ningun vuelo directo aunque hay una compañía de low-cost que vuela directo pero con precios no demasiado low-cost.
En el trayecto a Frankfurt me dediqué a leer La Vanguardia, el diari Ara y un periódico alemán que nos ofrecieron las azafatas de Lufthansa. A parte de los periódicos y un caramelo, nos dieron una bebida y un mini sandwitch... algo es algo. Además estuve trasteando con el iPad, y viendo fotos del Cochinchina's Project.
(Por cierto, soy el único que se queda sin espacio en el disco duro del portátil o del MacBook al intentar pasar fotos al iPad???)
Después de algo más de dos horas llegamos al gran aeropuerto de Frankfurt, ubicado en la ciudad financiera y de los grandes bancos alemanes.
Al llegar a Frankfurt establecimos nuestra estación base para la espera en una cafetería/cervecería del aeropuerto. Me fui a dar una vuelta por la terminal del aeropuerto de Frankfurt donde vi unos curiosos cubículos donde fumaba la gente llamado Camel Smoking Room, y algunas tiendas de revistas, bolsas, comida...
Para hacer tiempo me llevé dos periódicos americanos: Wall Street Journal y USA Today, y además me compré el libro de Bret Easton Ellis titulado Imperial Bedrooms.
Para celebrar que nos íbamos juntos a Varsovia nos tomamos la primera cerveza del viaje. Todo era normal, a excepción que se trataban de las 9:30h de la mañana...
Mientras nos tomábamos la cerveza y charlábamos pudimos contemplar los diferentes aviones que circulaban por la pista a escasos 20 metros de distancia: Boeing Jumbo, Airbus A321 y el espectacular Airbus A380. La mayoría de aviones eran de Lufthansa, aunque había algunos Delta. Por cierto, choca ver como algunos de los vehículos que circulan en el aeropuerto de Frankfurt para realizar las tareas propias en pista son Porsche Cayenne negros... qué nivel estos alemanes!!!
Al cabo de una hora y media nos dispusimos a esperar ante la puerta de embarque para el vuelo de Frankfurt a Warsaw, operado por la misma Lufthansa. En esta ocasión, en lugar de la típica cola, ante la puerta se acumulaba la gente sin orden. Cuando empezó el embarque, en lugar de las azafatas o azafatos comprobando DNI/Pasaporte y billete, cada uno debía de pasar la tarjeta de embarque por un lector de código de barras y automáticamente se abría la puerta en plan metro.
Como en el otro vuelo, un A321 pero más nuevo nos llevaría hasta Warsaw. En el vuelo estuve jugando un rato al Risk y al NHL Hockey para luego quedarme dormido. Me desperté cuando sirvieron una especie de almuerzo a base de ensalada de pasta y unas albóndigas de carne con forma cilíndrica.
Después de algo más de hora y media llegamos al aeropuerto de Varsovia, llamado Frédéric Chopin. Allí recuperamos la maleta facturada sin problemas, aunque fue de las últimas en aparecer en la cintra transportadora.
To be continued...
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