La crisis económica parece que no tiene fecha fin. Además los anuncios de despidos en las empresas, que se anuncian día sí día también, tampoco ayudan al clima enrarecido que se respira.
Hay personas que sí les ha afectado directamente la crisis, ya que se han visto de patitas en la calle, o han visto como se les reducía gran parte del sueldo debido al variable basado en ventas o similares.
Pero en cambio, a la gran mayoría de personas la crisis no les ha afectado directamente en cuanto a sueldo. Y precisamente esa mayoría de personas han cambiado sus hábitos a causa del clima enrarecido producto de la crisis económica que venden a bombo y platillo los medios de comunicación.
Esa gran mayoría de personas es la que no debe cambiar sus hábitos, ya que la vida continúa. Esa gran mayoría de personas hace girar la rueda de la economía con su trabajo y su consumo. Y esas personas son las que acaban por definir la política a seguir por las empresas autóctonas que, en lugar de afrontar el 2009 como un año de oportunidad, lo afrontan como un año que pasar sin hacer gastos y por tanto hipotecando el futuro.
Debemos pensar que la vida continúa, que en las épocas de crisis aparecen ideas innovadoras que hacen progresar la sociedad, y que si entre todos podemos normalizar la situación evitaremos que la crisis económica que se respira se apacigüe.
Igualmente, claro está, que hay familias muy afectadas por la crisis debido sobretodo a la pérdida de trabajos por parte de alguno de sus integrantes. En este caso el problema a afectar es real, y no sólo clima enrarecido. Por tanto las medidas a afrontar son mucho más drásticas, el cambio de sector del trabajador, e incluso el cambio de ciudad para aprovechar la bonanza económica en otros países.
Es un cambio radical y muy difícil de afrontar, pero muy común en USA o en otros continentes, mientras que en nuestro país quizás es un tema nuevo. No debemos descartar desplazarnos a las oportunidades que se abren en Arabia Saudí y los petrodólares, en Suráfrica y el mundial de fútbol, o en los países del Este de Europa gracias a las políticas de obras públicas respaldadas por la EU.
El tiempo dirá, pero lo que está claro es que este clima que se respira no puede aguantarse in-eternum, necesitamos ver la luz del fin de la crisis económica, o pasar a tomar otros derroteros en los que podamos confiar.
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