"Feynman estaba sentado en la cafetería de la universidad, solo, frente a un grupo de alumnos. Uno de ellos lanzaba al aire un plato una y otra vez. Feynman notó algo raro. Cuando estaba en el aire, el plato se tambaleaba, pero el logotipo de Cornell que tenía impreso parecía hacerlo más rápido que el plato en sí. «Curioso», pensó Feynman. Aunque, francamente, no era un tema para ganar un Nobel. Él era el hombre que había contribuido a discernir el funcionamiento de la fisión nuclear; no debería estar teorizando sobre las características aerodinámicas de la loza. Sin embargo, ese momento de curiosidad dio lugar a una pequeña epifanía."
"Todo empezó con aquel plato que se bamboleaba en el aire. Durante las semanas siguientes Feynman dedicó mucho tiempo a intentar dar con un modelo de ecuaciones que explicara el movimiento de ese plato. Sus colegas, desconcertados, le preguntaron por qué. «Es totalmente indiferente —respondía Feynman con toda tranquilidad—. Lo hago para divertirme.» Pero cuanto más profundizaba en los platos bamboleantes, más fascinantes le resultaban. Al cabo de poco tiempo empezó a pensar en si el bamboleo del plato en rotación se parecía al que experimentaban los electrones en un átomo. O al funcionamiento de la electrodinámica cuántica. «Casi sin darme cuenta (pasó muy poco tiempo), estaba “jugando” en el trabajo, centrado en el mismo y viejo problema que tanto me gustaba.» Con la diferencia de que, en esta ocasión, el trabajo con la física no lo desgastó. El interés del profesor Feynman en el plato giratorio le acabaría valiendo un Premio Nobel de Física. Su modelización de aquel bamboleo ayudó a entender la electrodinámica cuántica, una teoría que describe cómo interactúan partículas ligeras y diminutas a nivel cuántico. Para visualizarlas, dijo, ayuda imaginar platos rotando a gran velocidad."
from "Productividad Feel Good: Si la meta es el éxito, la felicidad es el camino" by Ali Abdaal, Gema Moraleda
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