"... quizá el más meticuloso, que trata sobre el cultivo del tomate en los invernaderos multitúnel, con y sin calefacción, de Almería, España— llegó a la conclusión de que la demanda acumulada de energía de la producción neta es de más de 500 mililitros de diésel (más de dos tazas) por kilogramo para las cosechas con calefacción, y de solo 150 ml/kg para las cosechas sin calefacción. Este alto coste energético se debe, en gran parte, a que los tomates de invernadero están entre los cultivos que requieren más fertilizantes del mundo: por unidad de superficie, reciben hasta diez veces tanto nitrógeno (y también fósforo) como el utilizado para producir maíz, el cultivo más abundante en Estados Unidos. También se emplean azufre, magnesio y otros micronutrientes, así como sustancias químicas para protegerlos contra insectos y hongos. La calefacción es el uso directo de energía más importante en el cultivo en invernaderos: extiende el periodo vegetativo y mejora la calidad de la cosecha; pero, inevitablemente, cuando se emplea en climas más fríos, se convierte en el primer consumidor de energía. Los invernaderos de plástico en el sur de la provincia de Almería son la mayor área cubierta de cultivo comercial del mundo: abarcan unas 40.000 hectáreas"
from "Cómo funciona el mundo: Una guía científica de nuestro pasado, presente y futuro" by Vaclav Smil, Francesc Pedrosa MartínTweet
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