jueves, abril 05, 2012
No vueles desde Londres si hay huelga
Hoy si os apetece leer un rato, os voy a contar una historia que me sucedió el día de la huelga general en España del 29M (de 2012):
Andaba yo por Londres, temas que no vienen al caso, y justamente debía volver a casa volando ese mismo 29 de Marzo. Qué mala suerte ir a coger el vuelo de vuelta el mismo día de la huelga....
En anteriores días buscaba en Internet alguna prueba conforme el vuelo se cancelaba, como centenares de vuelos cancelaos por la mayoría de compañias aéreas, o alguna pista de que iba a salir. Pero nada de nada.
Incluso habían obligado a las compañías a publicar unos servicos mínimos, dando a conocer los vuelos que seguro despegaban, pero mi código de vuelo no aparecía.
Yo traté por otras vías cambiar el vuelo al día siguiente, para así asegurarme volver, pero mucha gente ya lo había hecho así que los vuelos estaban llenos... Debía arriesgarme a volver contra viento y marea!
Así que la tarde en que debía partir, consulté primero el vuelo que seguía On Time, y decidí sumergirme en el transporte público londinense para llegar hasta Victoria Station, gracias Oyster Card, y para luego subirme al Gatwick Express que me llevaría hasta el Aeropuerto de Gatwick.
Subía a uno de los vagones del tren e iba lleno, así que me fui al vagón contiguo que también iba hasta los topes... Así que fui andando pasando de vagón en vagón, hasta que pedí a un hombre con traje permiso para sentarme en una zona con 4 asientos y mesa en medio.
Una vez sentado, con la maleta en un rincón y la chaqueta en la repisa superior, me dediqué a observar a mis vecinos de vagón:
- A mi lado un hombre joven, con traje, que no dejaba de enviar correos electrónicos de trabajo con su portátil de última generación.
- Delante mío un hombre de unos 60 años, también trajado, con aspecto cansado y como volviendo de todo. El hombre tenía encima la mesa una bolsa de plástico blanco con un contenido fácilmente adivinable. Y es que en su mano llevaba una lata (bote) de cerveza Carlsberg de medio litro, que no dejaba de beber. Tanto bebía, que durante el trayecto, se bebió almenos 2 de las tres latas (1 litro de cerveza) y seguro que la tercera lata se la bebió antes de subir al avión.
- En diagonal se sentó una chica joven, rubia, con una curiosa cicatriz en el labio, y que apuesto que era del Este. La chica no dejaba de consultar el teléfono móvil y maquillarse... ¿Iba a buscar a alguien al aeropuerto?
- Como a dos asientos detrás mío se encontraban dos mujeres españolas que volvían de pasar unos días de turismo y compras por Londres. Era curioso escuchar sus anécdotas por la capital de UK, y aún más cuando llamaban a amigas para contar que estaban en Londres, y cómo hacían una llamada de control de pocos segundos a sus padres para ver cómo controlaban a sus nietos.
Finalmente el tren directo Gatwick Express llegó a la estación al Aeropuerto de Gatwick, por 27 libras ida/vuelta, y me dirijí hacia el pequeño tren qe te leva de la terminal Sur del aeropuerto a la terminal Norte.
Una vez allí me fui a pasar el control de equipaje de mano, ya que previamente me imprimí la tarjeta de embarque del vuelo. En el el control de equipaje la cola era de órdago, así que tuve que aguantar estoicamente la cola mientras seguía pensando si mi vuelo finalmente despegaría o sería uno de tantos afectados por la huelga.
Después de sacarme los zapatos, el cinturón, el portátil, las llaves, el móvil, la chaqueta y cualquier objeto de los bolsillos... igualmente pité en el arco de control. Así que un segurata me cacheó para verificar que no llevaba nada, aún no entiendo porqué pité.
Después de vestirme de nuevo, me recorrí las tiendas del aeropuerto hasta comprar algo de comida en EAT. De allí me fui hasta la zona más alejada del aeropuerto desde donde suelen despegar los aviones con destino a Barcelona.
Una vez allí me puse a comer un pequeño bocadillo, un iogurt, una bebida y una chocolatina... pero una mujer empleada del aeropuerto se acercó para hacerme una encuesta.
Como no tenía nada más que hacer, le contesté que sí y empezó a hacerme preguntas sobre qué opinaba de las tiendas del aeropuerto, qué cuál me gustaba más, que qué tiendas me gustaría encontrar...
Hasta que se dio cuenta hacia dónde iba y se preguntó si el vuelo de Easyjet saldría y desde que puerta. Así que se enteró del tema y me facilitó el número de puerta antes de que fuera anunciado por la megafonía y las pantallas de información.
Así que al finalizar la encuesta me dirijí hasta la puerta de embarque, siendo el primero de la cola. Mientras hablaba por teléfono para avisar que parecía que el vuelo seguía en pie, una pareja se me coló por la cara, seguida de un hombre. Luego ya me puse a hacer la cola formal y de allí llegó una marabunta increíble de gente que se puso a hacer la cola más o menos formal.
Me temía lo peor... overbooking, y cosas de estas que son difíciles de lidiar cuando la mayoría de vuelos han sido cancelados. sí que tan sólo debía tener paciencia y cruzar los dedos.
Por suerte el avión hizo acto presencia, y mientras que salían los pasajeros por la pasarela hacia otra planta, nosotros seguíamos esperando estoicamente a poder subirnos al Airbus.
Pero entonces hubo una jugada que descolocó a más de uno. Un montón de niños de unos 15/16 años se agolparon cerca del mostrador vigilados por lo que se suponía eran profesores o turores.
En el momento de embarcar, primero llamaron a los Speed Boarding, que eran unas 20 personas, para luego llamar a ... atención... al numeroso grupo del colegio. Así que ya nos vés a todos con "cara de pato" viendo que la cola que estábamos haciendo no servía de nada, y que pasaban todos los chavales con una colada de las de época (parecía a cuando nos colamos en el Museo del Vaticano).
Finalmente conseguimos subir al avión, y aun gracias que los chavales se habían sentado en el fondo Sur, es decir en los asientos traseros del avión, dejando el resto del avión para nosotros, bueno excepto los asientos delanteros copados por los Speedy Boarding.
Como el vuelo iba totalmente lleno era difícil poder ubicar las maletas en su sitio, y hasta era complicado encontrar lugar para sentarse.
En el vuelo sólo comentar el precio excesivo de los bocadillos de Easyjet, pero que no fue ningún problema para comprar todo tipo de merienda a los dos niños de una mujer rusa forrada.
Esa mujer entro tarde en el avión, aun cunado acompañaba a sus dos hijos. Los azafatos y azafatas le indicaron que sólo quedaban los asientos centrales de los grupos de 3, así que debían sentarse separados. Pero dos almas caritativas decidieron ceder su asiento para que la familia lo hiciera junta.
Al final el avión despegó, y llegamos a casa sin problemas, aun cuando Barcelona era un poema por su escasa gente en todas partes.
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