NYC: JFK - Hotel - Manhattan

En el vuelo leí unas decenas de páginas del libro Los Atormentados, y dormí un rato mientras proyectaban algunas pelis como la de Kung-Fu Panda y Dama de Honor. Comimos y bebimos bastante a bordo del Boeing de Delta, pero lo jodido fue el dolor de cabeza que me pilló al final del vuelo. De esos dolores de cabeza que te marean y casi hacen devolver.

Pero bueno, aterrizamos en New York, concretamente en el John Fidzgerald Kennedy International Airport, más conocido simplemente como JFK. Antes de recoger el luggage, es decir el equipaje, tuvimos que pasar por el control de inmigración.

Básicamente se trata de una enorme cola, más por la desgana del personal y de los que planifican que por otra cosa. Nos ha tocado una mujer negra simpática con los pelos a lo afro de forma exagerada. Cuando nos ha tocado, yo he pasado delante de Adriana y la mujer me ha preguntado si íbamos juntos, y al decirle que sí, pues me ha dicho que primero las damas, que no hay que perder las formas...

En inmigración te escanean la yema del índice izquierdo, luego el índice derecho, y te hacen una foto con una webcam. Al recoger la maleta fuimos a por un taxi, y no había en cola como tampoco es habitual en Barcelona.

Finalmente llegó el taxi, y el taxista era un chino o coreano muy afable, que nos fue pesentando la ciudad. El precio son unos 60$ al contado: 45$ de la tarifa fija del aeropuerto + peajes + propina. La entrada en la jungla o jungle como decía el taxista es increíble, y el hotel donde nos alojamos también.

Al hacer el check-in en el hotel nos han invitado a cenar y a tomar algo en el bar-terraza ubicado en el PH (Penthouse) del hotel. Al llegar a la habitación me tomé un gelocata, y estirado en la cama esperé a que me hiciera efecto. 30 minutos después salimos del hotel a descubrir Manhattan.

Como el hotel está en la 55th con Broadway, subimos por la 7th Avenue hasta el Central Park para luego bajar por la 5th Avenue. La primera impresión és que todo es grandioso, enorme, y las tiendas son ultra-fashion y prohibitivas. Tanto las que entramos (Tiffany's & Co, Bergdorf & Goodman...), y las que no llegamos a entrar (Burberrys, Chanel, Louis Vuiton, Escada, Gucci...). Al ver tanta tienda te llega el consumismo, el cual no tengo demasiado escondido, así que realizamos nuestras primeras compras).

Primero en una juguetería llamada FAO Schwartz, conocida porque allí se grabó la escena del piano de la película Big, y este enorme piano para tocar descalzo con los pies aún se conserva en la primera planta de la tienda. En FAO tienen desde chucherías a Lego, Playmobil, Barbie y un montón de peluches de todo tipo de animales.

También entré en la ya mítica Apple Store en la 5th Avenue. La tienda se encuentra en un sótano, y mientras vas bajando vés gran cantidad de gente que se agolpa a cualquier artilugio electrónico de Apple para conectarse a Internet, escuchar música, o simplemente disfrutar del diseño Made in Apple. Las colas para la caja eran increibles, y la compra del iPhone 3G quedaba descartada al pedir el número de la seguridad social americano y la cuenta para los 2 años de contrato con AT&T.

Luego hemos accedido a la Trump Tower, donde en su vestíbulo se venden todo tipo de productos de la marca de Donald Trump.

A través del vestíbulo de este edificio hemos accedido a la NikeTown. Allí nos hemos comprado un par de bambas cada uno, y alguna que otra camiseta.

Al salir, y antes que cerraran fuimos a la NBA Store donde la gran cantidad de camisetas por metro cuadrado es increible. Allí me he comprado algunas camisetas, una del Paul Pierce y otra de Michael Jordan, con lo que se demuestra que NYC es la capital de consumismo, o almenos a mi me ha hecho este efecto en las primeras horas.

La pateada fue importante, con lo que volvimos al hotel cansados cenando antes en un Deli. Esta crónica la escribo desde el hotel más fashion de New York City.

To be continued...
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