Continuación del post Loire Project 4 (by Emeshing.com)
Nos depertamos a la hora habitual, temprano, para aprovechar el día.
Después del desayuno tomamos rumbo al castillo o Chateau de Villandry. Este castillo destaca por sus impresionantes jardines, algunos en forma de huertos, que una brigada de jardineros cuidan cada día.
Según Wikipedia el Castillo de Villandry:
Las tierras, donde en la antigüedad se elevaba una fortaleza, se conocieron como Colombier hasta el siglo XVII. Adquirido a mediados del siglo XVI por Jean Le Breton, el Controlador General de Guerra de Francia bajo las órdenes de Francisco I, se construyó un nuevo château debajo del original del siglo XIV, donde el rey Felipe II de Francia se reunió en una ocasión con Ricardo I de Inglaterra para llegar a un acuerdo de paz. El castillo también se conoce por sus frondosos jardines.
El castillo permaneció en la familia Breton durante más de dos siglos, hasta que lo compró el Marqués de Castellane. Durante la Revolución francesa, la propiedad fue confiscada y a principios del siglo XIX, Napoleón la compró para su hermano José.
En 1906, Joachim Carvallo compró la propiedad y dedicó una enorme cantidad de tiempo, dinero y devoción para repararla y crear lo que muchos consideran como el jardín más hermoso de Francia.1 Estos jardines, de estilo renacentista, incluyen un jardín acuático, flores ornamentales y una gran variedad de vegetación. Están distribuidos con patrones formales creados con arbustos pequeños. En 1934, el Castillo de Villandry fue designado un monumento histórico y, al igual que los demás castillos del valle del Loira, es un Patrimonio de la Humanidad.
La familia Carvallo todavía posee el castillo, que está abierto al público y es uno de los palacios históricos más visitados de Francia.
Después de comer nos dirigimos al Chateau Azay Le Rideau que parece erigirse del mismo río o lago que lo envuelve.
Luego fuimos a ver el castillo o Chateau d'Ussé en Rigny-Ussé que dicen fue el castillo que inspiró al verdadero autor de La Bella Durmiente, el francés Charles Perrault. Se trata de un castillo que nos recomendaron no entrar, pues en su interior no se conserva nada a excepción de una serie de recreaciones un tanto kitch a lo Disney del cuento...
Seguidamente nos fuimos a la ciudad de Tours para dar una vuelta, aunque la verdad es que sus alrededores ya los conocíamos demasiado bien debido a los problemas con el coche.
Aparcamos en una gran avenida cerca del Hotel de Ville de Tours o Ayuntamiento de Tours:
La verdad es que a la hora que llegamos, Tours parecía más bien muerto. Todas las tiendas estaban cerradas y los restaurantes parecían estar cerrando. Recorrimos una calle comercial muy bonita, y suponemos muy movida durante el día, pero al estar con todas las tiendas cerradas, sólo circulaba un futurista tranvía.
Pero siguiendo la calle comercial desde el ayuntamiento hasta el casco antiguo de Tours, conseguimos llegar a la bonita plaza Place Plumer Eau que a su alrededor conserva unas casas muy características a base de madera y piedra:
En esa misma plaza cenamos, después de esperar un buen rato por una mesa en la terraza de un restaurante que prometía mejillones. Al final justo al sentarnos y pedir, el camarero francés nos comunicó que se le habían acabado los mejillones, así que tuvimos que cambiar de plan.
Después de cenar, y disfrutar del ambiente de un jueves por la noche en Tours, volvimos al hotel a descansar.
La verdad es que acabé el día mal, destemplado, incluso con algo de fiebre después de la ducha antes de ir a dormir. Quizás un golpe de calor... Por suerte, al día siguiente estaba como nuevo...
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