Si tuviera que titular el día de hoy, le pondría el día sin fotos... Y es que con la niebla y la lluvia nos ha sido imposible hacer buenas fotos.
Nos levantamos más o menos temprano en este convento de San Francisco reconvertido en hotel. Después de ducharnos, vestirnos con más ropa de lo que viene siendo habitual estos días debido al frío que presagiábamos, y desayunar nos fuimos a por el coche. Lo teníamos en el parking del hotel que está justo detrás de la piscina climatizada.
La salida del parking es muy bonita ya que transcurre por un camino adoquinado por en medio del césped de un inmenso jardín ubicado detrás del antiguo convento y de la iglesia.
En el TomTom escribimos anar a "Fisterra" y seguimos sus indicaciones a veces un poco extrañas por el tipo de caminos más propios de los peregrinos a los que adelantábamos que carreteras para un coche. Pero bien, al final llegamos a Fisterra o Finisterre y de allí seguimos las indicaciones hacia el Faro.
De subida al faro conducía detrás de un italiano que iba acojonado con su BMW ya que la visibilidad debida a la niebla era nula. Finalmente llegamos y aparcamos el coche justo donde a partir de ese momento debes ir andando, y como el día era de perros mojándonos por la lluvia y el viento. Entramos en la casa del faro, y pudimos ver la torreta donde la gente cuelga prendas del final de su Camino a Santiago.
Y es que hay mucha gente que finaliza el camino en Finisterre, donde se decía que era el fin del mundo, e incluso peregrinos que quemaban sus botas al llegar al final del camino.
Aunque está ubicado en el extremo Oeste, el punto más septentrional de Europa no es el Finisterre, sino el Cabo da Roca en Portugal, donde estuvimos Adriana y yo hace 2 o 3 años (ver Lisboa Project en Emeshing.com).
Pudimos hacernos una foto en la cruz, pero el Faro de Finisterre casi no se divisaba y el agua del mar, justo donde hay la división del Cantábrico y el Atlántico ni se llegaba a ver por la niebla...
Después de mojarnos de lo lindo bajamos hasta el pueblo de Finisterre y aparcamos en la puerta de un restaurante llamado O Centolo ubicado justo delante del puerto de Finisterre. Nos sentamos en la primera planta, con unas vistas magníficas del mar y del puerto. Comimos de primero un pica-pica de pulpo a la gallega y navajas, acompañado por un Viña Ribeiro de la tierra. Y de segundo nos pudimos las botas con un megaplato de pescado y marisco... Muy rico!
To be continued
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