Después de deshacer las maletas en el hotel, bueno Adriana ha deshecho la suya mientras yo hablaba por teléfono, nos hemos ido a explorar Gijón.
En coche nos fuimos hasta el centro y aparcamos en el parking subterraneo de la Plaza Begoña. Andando llegamos hasta el paseo marítimo que transcurre por la Playa de San Lorenzo, un paseo muy chulo alrededor de una playa bastante llena de gente de la que hay muchos que andan arriba y abajo.
En el extremo izquierdo de la playa nos encontramos con la Iglesia de San Pedro que da la entrada al casco antiguo del barrio de Cimavilla. Allí recorrimos algunas de sus calles y nos sentamos a comer en la terraza del bar Entreplazas. Este bar se llama así porque se encuentra entre la Plaza Mayor, y la Plaza del Marqués. En esta segunda plaza estaba nuestra mesa con vistas al Palacio de Revillagigedo y con vistas al mar y al puerto deportivo de Gijón.
Pedimos de primero un pica-pica a base de pulpo a la gallega y terrina de foie con confitura de membrillo. De segundo nos tomamos una fabada asturiana para ir haciendo boca.
Al salir de comer visitamos el Museo Casa Natal de Jovellanos viendo pinturas de Ventura Alvarez Sala y Juan Martines Abades entre otros. Lo más chulo de la exposición fue el Retablo del Mar de Sebastián Miranda que representa la rula o venta del pescado en el mercado de Gijón.
Por la tarde estuvimos pateando por los barrios de Cimavilla, El Carmen, Laviada y L'Arena. Así que nos perdimos en Gijón para llegar a conocer la ciudad.
Lo que me gustó más de Gijón fue la Playa de San Lorenzo, el barrio de Cimavilla y el Parque Cerro de Santa Catalina famoso por su escultura Elogio del Horizonte de Eduardo Chillida.
Por cierto hace unos años visitamos Adriana y yo el Museo Chillida ubicado en las afueras de San Sebastian y nos encantó, desde aquí se lo recomiendo a todos.
Hasta aquí el post de hoy desde Asturias. Mañana más...
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