Vía LaVanguardia Mapas & Datos de Alexis Rodriguez me gustaría reflexionar sobre la España Vaciada.
El mapa de variación poblacional en España entre 2014 y 2024 es, más que una simple representación, un síntoma del desequilibrio que define a nuestro país. Mientras algunos epicentros urbanos y costeros prosperan, las áreas rurales siguen sumidas en el olvido, alimentando lo que muchos denominan “España vaciada”.
La variación de población por provincia en porcentaje (2014-2024) by LaVanguardia Mapas & Datos
El eje del problema
Las políticas centralistas de la capital Madrid fagotiza todas las infraestructuras, la radialidad del AVE, todas las estructuras políticas, headquarters de las empresas, museos nacionales y cualquier otra inversión mientras que hace dumping fiscal ante el resto de España. Todo ello contribuye a que Madrid fagotice año tras año la población de alrededor.
Mientras Barcelona y otros polos de atracción como el Mediterráneo o las Baleares se consolidan como núcleos de crecimiento gracias a factores como el mar, el turismo, o la industria.
Por otro lado, provincias como León, Ciudad Real, Badajoz, Cáceres, media Andalucóa o Galicia –la España agrícola y envejecida– sufren una constante pérdida de población. Sin embargo, el problema no radica solo en la economía; radica en la visión política centralista que no aborda el problema estructural del país.
Políticas desde el centro: ¿solución o agravante?
Madrid, como capital, centraliza los recursos, las infraestructuras y los servicios en detrimento de otras regiones.
La brecha rural-urbana
Las regiones que pierden población no son "vacías"; han sido vaciadas. Décadas de políticas que priorizan las grandes urbes sobre el desarrollo rural han provocado la desconexión de las comunidades rurales, limitando sus oportunidades y su capacidad para competir. El desequilibrio no es natural, es el resultado de decisiones políticas.
¿Qué podemos aprender?
Este fenómeno no solo es un problema demográfico; es un desafío social, económico y político que exige replantear el modelo de desarrollo. Redistribuir los recursos, invertir en infraestructuras rurales y fomentar oportunidades laborales fuera de los grandes núcleos son solo algunos pasos necesarios para cerrar esta brecha.
Conclusión
La "España vaciada" no es un accidente; es el resultado de un modelo que favorece a unos pocos a costa de muchos. Mientras no se enfrenten las causas estructurales del desequilibrio, continuaremos viendo mapas que no solo reflejan una pérdida de población, sino una pérdida de oportunidades, historia y vida en las zonas rurales.
Es de vital importancia que España, en lugar de inspirarse del modelo centralista de Paris con Francia, se inspire en otros países que reparten su riqueza y sus polos de atracción como Alemania.
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